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Un año largo languidece la desventurada en su prisión, al cabo del cual recobra su libertad y emprende una peregrinación á Santiago. A su regreso llega á la aldea, en donde viven sus hijos, y los abraza derramando copiosas lágrimas. El Príncipe, mientras tanto, aunque convencido de su infidelidad, la ama, sin embargo, y rehusa obstinadamente casarse con la Princesa.

En cuanto al pasto intelectual, la Señana creía firmemente que con la erudición de su esposo el señor Centeno, adquirida en copiosas lecturas, tenía bastante la familia para merecer el dictado de sapientísima, por lo cual no trató de atiborrar el espíritu de sus hijos con las rancias enseñanzas que se dan en la escuela.

Nada tan puro como los aires de aquel convento, situado en el campo á legua y media del más cercano pueblo, en un cerro ventilado y alegre y en medio de frondosas arboledas. ¿Consistiría en las aguas? ¡Pero si las aguas bajaban de la próxima sierra, delgadas, copiosas y tan cristalinas que ni con la imaginación podían suponerse mejores! ¿Los alimentos?

Trató de llenar su memoria con los detalles más punzantes de su enfermedad: habría dado cualquier cosa por sentir correr nuevamente por sus mejillas las copiosas lágrimas que seis meses antes habían brotado de sus ojos; pero éstos se habían secado ya.

Cuando las lluvias que caen en las fuentes del Mamoré son algun tanto copiosas, se acrecen considerablemente sus ondas, arrastrando consigo mayor cantidad de árboles que de ordinario; por lo que se ven algunos espacios, particularmente en medio del rio, de tal manera cubiertos de despojos vegetales que parecen grandes islas flotantes.

Pero todo ha terminado, si nos guiamos por las copiosas lágrimas de Luisa. ¡Ay, Marianela, qué desgraciada soy! ¿Tanto, tanto? ¡Mucho, mucho! Pues ¿qué te pasa? Que Daniel me abandona. ¡Cómo! ¿Qué dices? , me abandona. Ya no soy para él lo que antes era. ¡Así son los hombres!... Oye, Luisita; las mujeres hablamos mal de los hombres en general, y los amamos en particular.

Reyes Católicos D. Felipe 3.º y D. Felipe 4.º, que no lo emplease en darse á la lección y estudios, no solo de buenas Letras, sino de las demás Ciencias, para cuyo fin juntó en su Palacio de Sevilla y en el de Bornos muchos y muy singulares Libros de que formó muy copiosas Librerias, siendo la de Sevilla una de las grandes del Reyno, no solamente por el número de Libros que juntó, sino por constar de todas facultades y de exquisitos y raros Manuscritos, así originales como copias, que puso en ellas, que aun hoy se conservan muchos de ellos, si bien deteriorados y disminuidos por la falta de la presencia de los Excmos.

Allá por las últimas semanas de septiembre acaban las lluvias diarias y copiosas, los cielos se despejan, y principia lo que suelen llamar los villaverdinos el veranito de octubre, frescos y hermosos días, cuyas alegres y límpidas mañanas y cuyos crepúsculos áureos y nacarados vienen a ser como la nota regocijada de la elegiaca sinfonía otoñal.

Pasamos tres días dando paseos y haciendo expediciones temerarias; tres días de inaudita felicidad, tal puede llamarse a un sentimiento rabioso de destrucción de su reposo, especie de luna de miel descarada y desesperada, sin ejemplo, ni por las emociones ni por los arrepentimientos y que a nada se parece como no sea a esas horas de copiosas y fúnebres satisfacciones durante las cuales todo se permite a los sentenciados a morir al otro día.

Las estaciones son tres. Fría y algo húmeda la primera, se inicia en Noviembre con la monzon NE. La segunda, calurosa y seca, empieza en Marzo. La mayor intensidad del calor se deja sentir en Abril y Mayo; desde esta fecha se inicia la tercera con una gran humedad, debido á las lluvias que se suceden con cortas interrupciones; éstas son muy copiosas y á veces motivan grandes inundaciones.