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Actualizado: 4 de junio de 2025


Y añadía con expresión cariñosa, que contrastaba con su carácter rudo y taciturno: Ven, Gabriel: te esperamos en mi casa. Cuando te canses de hacer compañía a tu sobrina y de oír a ese loco de don Luis, sube un rato. No podemos pasar sin tu palabra. Don Martín está entusiasmado desde que te oyó la otra tarde. Desea verte; dice que iría de un extremo a otro de Toledo por escucharte. Quiere que le avise así que te decidas a reunirte con los amigos; y eso que don Antolín, hablando con él, te puso de loco y de hereje que no había por dónde cogerte...

Después dijo, con una expresión de melancolía que contrastaba con su habitual vivacidad: La suerte de esas pobres mujeres es de lo más triste que se puede soñar. ¿Siguen creyendo en la inocencia del joven? Siempre. ¿Y no hacen nada? ¡Qué quiere usted que hagan? ¡Si yo estuviera en su lugar haría algo!

Durante las dos horas que la visita duró, la agasajaron con finura, demostrándole cierta alegría solícita, que contrastaba con la idea trágica de su imaginación. Se las había figurado siempre con una actitud melancólica y en sus caras tristes una palidez mortal.

El fraile se sentó al lado del gitano, que le miraba con una singular expresión de desprecio y de ironía; y, habiendo suspirado muchas veces, se expresó como sigue, con una vocecita agria y chillona que contrastaba con la enorme mole de su cuerpo: Que el Cielo le ayude, hermano. Diga más bien el diablo, hermano. ¿Se obstina usted, pues, en morir en la impenitencia? .

No respondió Godfrey con un acento claro y decisivo que contrastaba con su palabra generalmente negligente y floja . Hay deudas que no es posible pagar como las deudas de dinero, dando una compensación por los años transcurridos. Mientras que yo difería continuamente, los árboles han crecido... Ahora es demasiado tarde.

Son unas excelentes personas: unos santos. ¡Ay, si los tratases! Después habló de Urquiola, que les había acompañado á los ejercicios, pero había tenido que salir el día antes para Bilbao, llamado por el Padre Paulí; de la tranquilidad de aquella vida, sin agitaciones cerebrales, y sin ambición, que tanto contrastaba con su existencia de Bilbao.

La Historia, la verdadera Historia, cuya fría limpidez contrastaba con la intrincada maraña de prodigios de los cronicones leídos en la niñez, abatió gran parte de sus creencias. El catolicismo no fue ya para él la religión única.

«¿Qué le habrá pasado, qué le habrán hecho a esta muchacha iba diciéndose mentalmente para que transija con semejante cambio? ¡Si esto es para ella la pobreza... qué barrio, qué portal y qué escaleraCon mayor celeridad de la que al parecer permitían sus años llegó al piso segundo y llamó, saliendo a abrirle una doncella cuyo limpio y fino aspecto contrastaba con lo pobre de la casa.

Además, se me vino de pronto a la imaginación que su actitud de ahora contrastaba con la que había tomado cuando supo o presumió que yo había venido a Sevilla y entraba en su casa por el amor de su hija, según ésta me había dicho. Por otra parte, la seriedad de mi novia, tan impropia de la ocasión, no anunciaba nada bueno.

Era el deán relativamente ilustrado, leía mucho, tenía fama de entender en cuadros antiguos, y sabía dar a sus sermones cierto tinte artístico que contrastaba con la austera sequedad de otros oradores sagrados. Claro está que con tales antecedentes fue el alma de la restauración.

Palabra del Dia

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