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Actualizado: 5 de julio de 2025


Es ley eterna que no se debe contrariar. Todo eso está muy bien, señor Duque. A un personaje tan alto como usted, no pueden llegar las murmuraciones del pueblo... Pero a nosotros es muy distinto. No estamos colocados en esa altura y las malas lenguas, crea usted que nos hacen muchísimo daño... respondió doña Paula con inocencia que resultaba profundamente irónica.

El hombre que se dedica á la ocupacion que se le adapta, disfruta mucho, aun entre las fatigas del trabajo; pero el infeliz que se halla condenado á tareas para las cuales no ha nacido, ha de estar violentándose continuamente, ya para contrariar sus inclinaciones, ya para suplir con esfuerzo lo que le falta en habilidad.

Cuéntase de Alcibíades que, jugando en la calle, se tendía a lo largo del pavimento para contrariar a un cochero que le prevenía que se quitase del paso a fin de no atropellarlo; de Napoleón, que dominaba a sus condiscípulos y se atrincheraba en su cuarto de estudiante para resistir a un ultraje. De Facundo se refieren hoy varias anecdotas, muchas de las cuales lo revelan todo entero.

Ricardo había tomado posesión del malacara descubriendo en él una condición salvadora: era íntimo amigo del zaino... ¡inseparable! y resolvió no contrariar en lo más mínimo el noble afecto del noble bruto.

Este resultado á primera vista parece absurdo, por contrariar nuestro modo de sentir, é imaginar; no obstante, si examinamos con atencion ese mismo modo de imaginar y sentir, veremos que los fenómenos de nuestro espíritu se hallan de acuerdo con esta teoría.

Fuerte había sido para él la decepción; pero no pensó en contrariar a su hija, y mucho menos conociendo mi amor. Era franco, leal, sensato e incapaz de encapricharse en una idea, sobre todo, comprometiendo la felicidad de una sobrina. Pablo soportó su desgracia con gran serenidad.

Ya estoy viejo, repetía el sacerdote el mejor día me da un supiritaco y no tengo quien me vea.... Pancha está peor que yo.... Mis tías lamentaban la ida de la joven, pero no se atrevieron a contrariar al padre. Se limitaron a rogarle que la trajese de cuando en cuando. El buen señor me trató con mucho cariño.

Llamar innatas á estas ideas es contrariar la experiencia, y hasta desconocer la naturaleza de las mismas. No pueden ejercerse dichos actos cuando les falta el objeto que es la representacion sensible; y esta no existe sin la impresion de los órganos corpóreos.

La madre abandonaba las faenas de la casa para no contrariar a Gabriel, y los hermanos estaban pendientes de sus balbuceos. El mayor, Tomás, mocetón silencioso que había reemplazado a su padre en el cuidado del jardín e iba descalzo en pleno invierno por los arriates y las ásperas losas de los andenes, subía con frecuencia manojos de hierbas olorosas para que juguetease con ellas su hermanillo.

Creo, señor cura, que es usted tan insoportable como mi nieta... ¿Cree usted? preguntó el cura con una de esas buenas sonrisas de que él tiene el secreto. Y yo que me hacía ilusiones... La abuela movió la cabeza con expresión de duda, lo que puso el colmo a la alegría del cura, pues es éste tan feliz como un rey cuando puede contrariar a la abuela.

Palabra del Dia

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