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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Parecía observarlos con particular interés; algo inclinada bien adelante, seria, con la mirada fija, absorbíase por completo en la contemplación de las paradas y réplicas cambiadas entre los adversarios. Pero, sobre todo, era cuando su marido estaba en escena, que se le veía prestar la más profunda atención, tan profunda, que llegaba a contrariar hasta a su propio marido.

Unas veces les jugaba todas las malas pasadas posibles aplicándose a contrariar sus proyectos, a quitarles los objetos que les pertenecían y a hacer desaparecer las cosas más necesarias para la vida. Otras veces se les aparecía por la noche en formas pálidas y fantásticas, les perseguía y les arrancaba gritos de espanto.

En cuanto a Emma, tampoco insistió mucho en contrariar el deseo de su esposo. Y fue porque se le ocurrió que detrás de la emancipación del otro vendría la suya. En efecto, a los tres meses de haber prescindido de la presencia de Bonifacio, Emma consiguió que se prescindiera también de la suya.

Por su parte Lázaro empezó a ver en la duquesa, si no una mirada pronta a esquivar la suya, al menos un oído que su dulce severidad parecía contrariar en algo, notando que la gran dama, más hipócrita por artificio que por naturaleza, aunque pensaba con licencia, gustaba de aparentar recato.

El Marqués aceptó y recogió la magnífica herencia de doña Luz. Don Gregorio se volvió a Madrid en seguida. Todo esto era naturalísimo. Lo que no lo era, porque venía a contrariar planes anteriores, conocidos ya de todos, era que el Marqués, en vez de llevarse a doña Luz a la corte, se volvió solo a los cuatro días de estar en el lugar, y se dejó en él a doña Luz, bastante delicada e indispuesta.

Pero consentir que un padre abusase de tan bárbara manera de su autoridad para violentar la inclinación de su hija y contrariar la voluntad misma de Dios, que la llamaba hacia , tampoco le parecía bien. Por algunos días lucharon dentro de él estas opuestas tendencias. Obdulia le veía preocupado, irresoluto.

Formóse, sin embargo, un partido de sabios y semisabios con el propósito de contrariar al drama español, y cuyo desagrado al observar el desprecio con que se miraban sus preceptos, se desahogó en invectivas contra todo el teatro nacional.

En cuanto á , sumamente irritado contra este insaciable tragador de corazones, me hice un placer en contrariar sus proyectos: más de una vez distraje la atención, que trataba de monopolizar, y me esforcé, sobre todo en aminorar en el corazón de la señorita Helouin aquel amargo sentimiento de abandono y aislamiento, que da en general tanto precio á los consuelos que le son ofrecidos. ¿He ultrapasado alguna vez, en el curso de esta lucha indiscreta, la medida delicada de una protección fraternal?

Con sistemática tenacidad se puso a contrariar las expansiones de su naturaleza, dio comienzo al lento suicidio que primero había operado su maestro y antes todos los místicos del mundo. Penetró en el pensamiento de aquél, participó del ideal sombrío de su vida, de su furor de penitencias, de su desprecio de los placeres, de los horrores y también de la ciencia del mundo.

Si Condillac se hubiese limitado á sostener que esas facultades para desenvolverse, han menester el sentir como una especie de excitacion, nada hubiera dicho que no fuera muy conforme á la sana filosofía; pero pretender que todo lo excitado, que todo lo desenvuelto, no es mas que el mismo principio excitante, y esto empeñarse en confirmarlo con la observacion, es contrariar abiertamente la observacion misma, es condenarse á no poder dar un paso en la explicacion de la actividad intelectual, so pena de apartarse del supuesto en que se estriba.

Palabra del Dia

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