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Actualizado: 19 de junio de 2025


Desde entonces, los sospechosos de judaísmo, los que no contaban con un protector clérigo, tuvieron que ir todos los domingos a misa a la catedral con sus familias, bajo el mando y custodia de un alguacil, que los formaba en rebaño, les ponía un manto para que nadie los confundiese, y así los llevaba al templo, entre las rechiflas, insultos y pedradas del devoto populacho.

Sin embargo, las novelas fantásticas caballerescas que excitaron mayor interes, fueron las que contaban las aventuras de un linaje de caballeros de la numerosa familia de Amadís.

En seguida contaban en sus tradiciones que las había guiado una estrella ó una columna de fuego, ó que habían seguido el vuelo de un águila ó que habían ido colocando sus pies en las huellas del casco de un bisonte.

No eran fúnebres lamentos, las campanadas como decía Trifón Cármenes en aquellos versos del Lábaro del día, que la doncella acababa de poner sobre el regazo de su ama; no eran fúnebres lamentos, no hablaban de los muertos, sino de la tristeza de los vivos, del letargo de todo; ¡tan, tan, tan! ¡cuántos! ¡cuántos! ¡y los que faltaban! ¿qué contaban aquellos tañidos? tal vez las gotas de lluvia que iban a caer en aquel otro invierno.

no lo sabes, pero mientras nosotros batíamos el cobre en Rennes, las galeras francesas hicieron un desembarco en Chelsea y quemaron y mataron hasta cansarse y cuando volví á mi pueblo me encontré con que entre las víctimas de sus alabardas se contaban mi madre, mi hermana y sus dos hijos, dos chiquitines que apenas sabían hablar. ¡Rayos de Dios!

Sin duda habían cobrado miedo a las balas de los sitiados, pues se mantenían ocultos tras de los troncos de los árboles; pero parecían decididos a impedir a los náufragos todo intento de fuga. Probablemente contaban con obligarles a rendirse por hambre, recurso menos peligroso para los sitiadores y de más seguro éxito, pues los de la choza no podían resistir mucho tiempo la falta de agua.

Su fama, aunque todavía en constante ascenso, había dejado ya en la sombra las reputaciones menos brillantes de algunos de sus colegas, entre los cuales se contaban hombres que habían empleado en adquirir sus conocimientos teológicos muchos más años que los que tenía de edad el Sr. Dimmesdale, y que por lo tanto deberían de hallarse mucho más llenos de sólida ciencia que su joven compañero.

Aquel mismo día, por la noche, después de cenar, Luisa cogió el torno y fue a pasar la velada a casa de la señora Rochart, en la que se reunían las mujeres y las muchachas de la vecindad hasta cerca de la media noche. Allí se contaban antiguas leyendas y se hablaba de la lluvia, del tiempo, de los matrimonios, de los bautismos, de la marcha y de la vuelta de los reclutas..., ¿qué yo?

Todos hacían honor á una copa en momento oportuno y tenían gran fe en los santos. El cocinero no necesitaba más... ¡gentes excelentes y simpáticas! Ciertos mozos condecorados con la Cruz de Guerra le contaban sus hazañas. Eran supervivientes de los batallones de fusileros marinos que defendieron á Dixmude.

El que después fue el más grande de los cabecillas y el genio militar de D. Carlos, estaba a la sazón de cuartel en Pamplona, vigilado por la autoridad militar. Varias veces le había amonestado Solá. Se contaban sus pasos y se le había prohibido tener caballo. Vivía con su familia y era hombre muy morigerado.

Palabra del Dia

rigoleto

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