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Actualizado: 26 de junio de 2025
La madre teniendo que visitar su viejo mueble para hacer un pago a los jornaleros; el grito de horror y alarma que puso en conmoción la casa; la llegada de Don Andrés, avisado apresuradamente; la sospecha contra la fidelidad doméstica, pasando revista a todas las sirvientes, que lloraban protestando con indignación, hasta que doña Bernarda cayó en una silla, casi desmayada, murmurando al oído de su consejero: Rafael no está en casa.
El incauto gobernador cayó en el garlito, y ya hemos visto la admirable profundidad con que secundó los atrevidos planes de aquella ilustre bribona, cuyas mezquinas intriguillas traían en conmoción a toda la corte.
Los pámpanos amarillentos caían uno a uno sin que el más leve soplo de viento agitara los sarmientos. El parque estaba silencioso. Los pajarillos cantaban con un acento que me llegaba hasta lo más hondo del corazón. Una conmoción profundísima, indescribible, indominable me dominaba como ola próxima a romper, extraña mezcla de amargura y de satisfacción íntima.
D.ª Rosario, creyendo á su hijo muerto, se dió á gritar como una loca. Convencidos, sin embargo, prontamente D. Baltasar y los criados de que no era más que un simple desmayo, lograron calmarla. En efecto, Octavio no experimentaba más que un adormecimiento del cerebro producido por la conmoción.
Brull conocía mucho al barbero. Era una de sus admiraciones de adolescente. El miedo a su madre fue lo único que le impidió de muchacho el frecuentar aquella barbería, refugio de la gente más alegre de la ciudad, nido de murmuraciones y francachelas, escuela de guitarreos y romanzas amorosas que ponían en conmoción a toda la calle.
Y Nietzsche entonces, en cumplimiento de las leyes, se vio obligado a tomar las armas y a ir a la guerra. Antes de aquellos días Nietzsche apenas se había distinguido; pero, hallándose en el cerco de París, un casco de granada hirió y derribó su caballo, y Nietzsche mismo cayó por tierra maltrecho y con una profunda conmoción cerebral.
Absorto, mudo, con la boca abierta, estaba Mutileder, cuando la dama se levantó y mostró de pié su gallarda estatura, esbelta y cimbreante como las palmas de Tadmor; y vino a él, y tomándole la mano, en la que él sintió como una conmoción eléctrica, le llevó a sí y le dijo: Siéntate. ¿Qué te asusta? Y Mutileder se sentó, al lado de la dama, en un taburete bajito.
En pocos días adquirió una suma increíble de conocimientos que puso en conmoción a todos los criados de la casa. El modo de lactarlo, el modo de vestirlo, el modo de bañarlo, todos los agentes internos y externos a los cuales pudiera estar expuesto el infante cayeron inmediatamente bajo la crítica inflexible de su enorme sabiduría.
Aunque el toque de los labios de Morsamor fue delicadísimo, sacudida Urbási como por una conmoción eléctrica, volvió en su acuerdo, abrió los ojos, llenos de dulzura, miró a su amante esposo y le estrechó afectuosamente en sus desnudos y blancos brazos. La felicidad y la vehemencia del amor de ambos, no hubo palabra articulada con que pudiera expresarse en aquel punto.
Las pequeñas contrariedades parecen obstáculos insuperables: un grito ocasiona un espasmo; la caída de un mueble produce una conmoción dolorosa... No se sale ya de casa; las puertas están cerradas día y noche; se anda sigilosamente por los pasillos. De cuando en cuando un suspiro rasga los aires.
Palabra del Dia
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