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Actualizado: 9 de junio de 2025
Es usted desde hace mucho tiempo la estrella confidente de mis amores, y adonde quiera que el destino me arrastre bien puede estar segura que eternamente será mi bandera, bajo la cual pelearé hasta derramar la última gota de mi sangre... La voz del violinista, al pasar por el agujero de la llave, producía un zumbido oscuro, lamentable, en el cual apenas podían percibirse las palabras.
El Vizconde tuvo el buen gusto de acomodarse a las circunstancias e hizo bien el papel de confidente y amigo. Así el coloquio duró aún más de una hora. Rafaela volvió a hablar de su pena, de su aspiración no cumplida de amor verdadero y de la desesperanza que de este amor tenía, celebrando y llorando a la vez por ello la partida de Juan Maury.
Baltasar no le había buscado para confidente; Borrén se ofreció, y es más, atizó el incendio, echó leña a la hoguera con sus frases de pólvora y dinamita.
Esta señora, mucho más joven que Clementina, era no obstante su íntima amiga, el confidente de sus secretos. Comía tres o cuatro veces a la semana con ella, y raro era el día que no salían juntas a paseo.
La señora de Laroque, sobre todo, me profesa una verdadera afección; me toma por confidente de sus extravagantes y muy sinceras manías de pobreza, de sacrificio y abnegación poética que forman, con sus multiplicadas precauciones de criolla frívola, un singular contraste.
No comprendo que sin un confidente con quien consultar, ó con la idea de no volver á ver más el mundo, haya un hombre capaz de encerrarse entre los bosques á desentrañar los misterios de la ciencia, cuando la ignorancia completa de ella es lo primero que se necesita para vivir á gusto entre estas cerriles criaturas, ser tan rústico como ellas, y circunscribir á las suyas las propias ambiciones.
¿Sola? la interrogó entonces el confidente, con fogosa vehemencia. Y a esta pregunta no pudo responder Luz de pronto, porque le dejó sin ánimos para ello una sensación que hubiera creído de miedo, a no parecerle tan agradable. Sola..., sola no llegó a decir, bajando los hermosos ojos y con las mejillas muy sonrosadas : con él. Y de aquí no pasó ya la pobre chica.
Mucho has sufrido y sin un testigo de tu pena, sin un confidente de tus lágrimas, sin un sostén de tu debilidad que te gritase: «¡Animo! ¡eso que has hecho es grande y hermoso!» Una persona, sin embargo, contemplaba, y admiraba tu heroico, silencio.
El tono sombrío con que Juan pronunció estas palabras, pareció a Jaime tan expresivo que estuvo a punto de exclamar: ¡Ea, cuéntame tu secreto, Juan! ¿Acaso no soy tu hermano, por nuestra larga intimidad? ¡Tómame por confidente, pobre diablo, y sufrirás menos! Pero guardó silencio, conociendo la naturaleza altiva de su amigo, y los obstáculos serios que lo separan de su hermana.
Con Eufemia, su confidente, ejercitaba este prurito a menudo, ya en sus mutuas relaciones, ya en lo que se refería a un tercero. Sí, la vida todavía guardaba para ella un porvenir sustancioso; ahora caía en la cuenta de que no había sido antes bastante egoísta.
Palabra del Dia
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