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Actualizado: 27 de junio de 2025
Siguió hablando, y á las pocas palabras se apagó la chispa alegre é irónica que danzaba en las pupilas de la Torrebianca. Sus ojos sólo expresaron un ávido interés, que fué creciendo por momentos. Moreno relató cómo Pirovani le había confiado toda su fortuna, nombrándole tutor de la hija única que tenía en Italia.
Le respondió con benevolencia, y un poco más sereno y confiado, volvió a entablar conversación con ella, procurando mostrarse familiar y jocoso, tanto más cuanto que deseaba alejar el malestar y la inquietud que se cernía sobre ellos. Rezaron el rosario. Luego cenaron con la vitualla que traían. Mientras duró la cena, Obdulia estuvo oportuna y alegre.
Alegre y confiado, Rostand empezó su tarea por acostumbrarse á leer más de prisa, suprimió las acotaciones, abrevió las explicaciones concernientes á la «mise en scène», pero no sacrificó ni un solo verso. Reunido nuevamente el Comité, Mounet-Sully sacó su reloj, del que ni un instante apartó los ojos. Esta vez la lectura de «Les Romanesques» duró una hora justa; la obra fué admitida.
El Padre Ambrosio, en pago de la confianza que a Fray Miguel infundía, quiso mostrarse no menos confiado. Yo no puedo revelarte le dijo mi oculto saber. Se oponen a ello por sentencia unánime los iniciados y maestros. En el estado que hoy tiene la sociedad humana, divulgar mis secretos sería causa de una perturbación espantosa.
Yo siempre he creído en Dios, siempre he confiado en El, sobre todo desde que su bondad infinita me concedió una hija; y a pesar de ello he de confesarle a usted que con sobrada frecuencia ha venido la duda a turbar mi contristado espíritu.
En realidad no faltaba motivo para ello. Porque si bien jamás había sido confiado y cariñoso, hasta los últimos tiempos no llevó sus recelos al extremo ridículo de no consentir que la persona que hablase con su amo moviese poco ó mucho los pies.
Nunca olvidaré su alegría al verme casi restablecido y no moribundo como temía; y sus quejas y reproches por no haber confiado en ella y díchole la verdad, justifican en parte los medios de que me valí para aplacarla.
A ella he confiado mis pesares; en ella he puesto mi cariño; me amó, me ama, y cuando su amor iluminaba mi alma con celestes claridades; cuando de ella recibía mi corazón vigor y fortaleza, se va, y me deja.... Se irá, y en esta casa se acabará toda alegría.... ¡Adiós amorosas platicas! ¡Adiós gratas lecturas!
Venía el bárbaro Alí-Bajá confiado en el triunfo, y engañado; qué algunos pescadores habíanle dicho que la armada de la Liga era mucho menor que la suya, y mal proveída y pertrechada, y que aun así, mucho mayor era el número que la valía de la gente de la Liga, toda de leva y allegadiza; por su parte, don Juan de Austria creía que el dey de Argel, Aluch-Alí, temeroso de la suerte de la batalla, había abandonado a Alí-Bajá.
Está bien. ¿Quiere V. decirme qué razones hay para que Clara no se case con D. Casimiro? V. es el confesor de Clara. ¿Ama Clara á otro hombre? Por lo mismo que soy su confesor, si Clara amase á otro hombre y ella me lo hubiera confiado, no te lo diría sin que ella me diese su venia, que yo sabría pedir y exigir en caso necesario.
Palabra del Dia
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