Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de julio de 2025
Si os queda alguna duda sometedla á la censura prudente de vuestros confesores, y si éstos se oponen, resignaos; pues si las cosas no salen á medida de vuestros deseos es porque saldrán conforme á la voluntad de Dios que es lo que más os interesa.
Que lo dijera su mujer, que mal de su grado subía colgada de su brazo, hermosísima, casi contenta, pese a todos los confesores del mundo. Ya no estábamos en el Paraguay: ¡A él jesuitas!». Era lunes de Carnaval. El día anterior, el domingo se había discutido con mucho calor en el Casino si la sociedad abriría o no abriría sus salones aquel año.
Quiroga acepta con ardor, encamínase a la ciudad, la toma, prende a los individuos del Gobierno, les manda confesores y orden de prepararse para morir. ¿Qué objeto tiene para él esta revolución? Ninguno; se ha sentido con fuerzas, ha estirado los brazos y ha derrotado la ciudad. ¿Es culpa suya?
En el colegio, y aún después, Ramona, educada católicamente, hubo de tener confesores, hubo de tratar con sacerdotes. ¿Cómo no halló uno menos indiferente y frío de entrañas, menos despegado y duro para ella que el padre Zubulzu?
Llegaba un día clásico. Era necesario un sermón. Seis meses antes empezaba una lucha sorda en el convento. Cada madre quería que su confesor fuese el encargado de la oración sagrada. Y como había muchas madres y muchos confesores, de aquí la lucha. Cada confesor influía sobre su monja.
Pero conociendo que la crueldad le ahuyenta los vasallos, y que la misma razon de Estado que manda castigar la rebeldía le aconseja no trasformar en héroes á los rebeldes, imagina que es preferible poner á los confesores la mordaza de la obediencia, robusteciendo el decreto del desautorizado Recafredo con un solemne canon conciliar, al cual no puedan oponer los cristianos objecion alguna.
Pondré los confesores, Las vírgenes también Dejaréle un tesoro, Del cuerpo celestial de mi Heredero. Para que se conozcan también otros autos, que no han de enumerarse entre los sacramentales, puesto que no se refieren á la cena del Señor, siendo su argumento de índole religiosa en general, indicaremos las escenas de uno, que refiere la historia del Niño perdido.
En la vida de Santo Tomás, arzobispo y mártir, de Guillermo Fitzstephen, escrita hacia el año de 1182, según la opinión más probable, se habla así de Londres: «En Londres, en vez de piezas teatrales, en vez de juegos escénicos, hay más santos espectáculos, representaciones de los milagros, que han hecho piadosos confesores, ó de los sufrimientos que tanta gloria dieron á los mártires.» De estas palabras se deduce que los espectáculos profanos eran conocidos en la Europa contemporánea.
Comenzó a vivir en la amorosa cavilación, en los coloquios y raptos de las historias, soñando despierta, olvidando la vida cuotidiana, dando respuestas absurdas y palpando las cosas, como una sonámbula, sin saber lo que buscaba. Aficionose a los olores, a los jubones recamados de canutillos y aljófar. Aliñose como nunca las manos y la guedeja. Los confesores la previnieron; pero ya no era tiempo.
La afición, pues, al regalo, á la pompa, á ciertos refinamientos y elegancias y al dinero que lo proporciona todo, no deja de ser natural que se haya infiltrado en las almas de los decaídos sucesores de Francisco Javier, de Francisco de Borja, y de tantos y tantos gloriosos misioneros, confesores y mártires de la fe de Cristo.
Palabra del Dia
Otros Mirando