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Actualizado: 28 de mayo de 2025
1 Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por la cual despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento; 2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del Señor y Salvador; 3 sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
Después de bailar se cenaba; y las concupiscencias de Lúculo emulaban el fausto de Nabucodonosor.
Lo que ocurría, a mi entender, era que hasta entonces no había hallado cosa de su gusto en que emplearle, ni sentido seria tentación ni punzante deseo de trocar la divertida y risueña libertad que gozaba, por la relativa opresión de la cadena de flores, pero al fin cadena, con que se estimulan ciertas concupiscencias femeniles al cambiar de estado en aquella edad y en la esfera social en que ella vivía.
Pero si en el castigo venero y acato tu justicia, te doy gracias por tu misericordia. ¿Qué no merecía yo por mi delito? Mi indigno cálculo ha sido desbaratado; mi insano sofisma se ha vuelto contra mí: yo mismo he quedado envuelto en la red cautelosa que había tendido. »Harto lo reconozco ahora. La concupiscencia del espíritu es la peor de las concupiscencias. Repugna por anti-natural.
Madurez: que no falta nada. La meta principal de la vida cristiana. Potencia. Virtud para hacer una cosa, para producir un efecto. Es el poder bajo control dirigido a un fin específico. Para que los dones del poder de Dios nos sean de provecho eterno, deben ser sometidos a la potestad de Jesús, para que seamos dirigidos por su Santo Espíritu y no por las concupiscencias de nuestra carne. Salud.
Llegó resbalando sin violencias por la voluptuosa pendiente que lleva del placer al vicio, del vicio a la aberración, de la aberración al tedio, al desencanto, al espantoso vacío del corazón que produce vértigos en la cabeza y despeña al hombre en todas las locuras y en todas las infamias, en busca de placeres nuevos que despierten su sensualismo embotado, de impresiones desconocidas que sacien la voracidad de sus concupiscencias estragadas.
3 Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables idolatrías. 4 Y esto parece cosa extraña a los que os vituperan, que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución;
Se diría que Goethe, cuya defensa hemos hecho y a quien no creemos malo, allá en los momentos de mayor severidad contra sí mismo, cuando más descontento se hallaba de su pensamiento y de su corazón, hundió en él la mirada aguda y escudriñadora, hizo cruel examen de conciencia y sacó de allí las malas pasiones, las iras, las envidias, las concupiscencias, los demás apetitos viciosos, las tempestades, los desórdenes y las otras negras tintas con que traza la figura moral de su héroe.
Guardad esos fieros para las mujeres y para los rapaces, que a mí no se me asusta con ellos. ¡Sacrílegos! Vendrá Don Juan Manuel y os arrojará de esta casa que estáis profanando con vuestras concupiscencias. ¡Un rayo me parta! ¡Me da el corazón que hoy ceno lengua de clérigo! DON FARRUQUI
9 seguros de que el Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de él. 11 Así también vosotros, pensad que vosotros de cierto sois muertos al pecado; mas que vivís a Dios en el Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
Palabra del Dia
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