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Actualizado: 6 de junio de 2025
Pero su fama era bastante más vieja que todos sus convecinos entre quienes el buen criterio no pudo nunca aclimatarse, y el tío Merlín era siempre listo y celebre..., y por eso en el concejo se buscaba su opinión al tratarse de aceptaré ó no la oferta del rumboso madrileño.
No se le comenzó a tener en tanto como él quería, hasta que corrió por uno y otro concejo montañés la noticia, verdadera, de que en una apuesta con un capataz de las minas le había dejado el alemán al español en la docena y media de huevos fritos, mientras él, Körner, llegaba a tragarse las dos docenas muy holgadamente, y ponía remate a la hazaña engulléndose dos besugos.
Nepomuceno le había escogido porque con media palabra se habían entendido, y también porque sólo un hombre como Lobato, que era el terror del concejo, podía cobrar las rentas de aquellos caseros, que solían recibir a pedradas y a tiros a los comisionados de apremios, a los alguaciles y a los mayordomos.
Refiriéndonos á tiempos, ya muy viejos, veamos como el espléndido Concejo sevillano cumplió con los deberes de la hospitalidad y proveyó al sustento de algunos calificados huéspedes.
Deseaban que aquellos tesoros subterráneos saliesen pronto á luz; estaban ávidos de que en la Pola, capital del concejo y partido judicial, se introdujesen reformas y mejoras que la hiciesen competir dignamente con Sama, capital del vecino concejo de Langreo. En Sama se encendían por las noches faroles de petróleo para alumbrar á los transeuntes. En la Pola ni soñarlo siquiera.
Pero estos clérigos filósofos son torpes de lengua afirmó Amaranta . Aquí hablarán más los seglares, y será tal el barullo, que veremos escenas tan graciosas como las de un concejo de pueblo con fuero. Amiga, preparémonos a reír. Ya parece que tienen presidente. Oigamos lo que lee aquel caballerito que está en el escenario y que parece un mal actor que no sabe el papel.
Tú bien sabes que en las minas se matan algunas veces los hombres... ¿no me lo negarás?... ¿Y eso qué importa? profirió Juan más enfurecido. Porque un pelafustán se muera ¿va á dejar el concejo de aprovechar la riqueza que tiene bajo tierra? ¿Pero me lo niegas? No te lo niego. Pues bien, por la muerte de un hombre se pierde una familia.
Y con too y con esto no digo más, y acá estamos toos, gracias á Dios, güenos y gordos; perdonar las faltas, porque pecaores semos, y en la gloria nos veamos. Amén contestó el concejo. Acto continuo se procedió al remate del toro y de los perros; es decir, al de su manutención hasta el día de San Antonio del año siguiente.
Al día siguiente le propuso el concejo una honrosa transacción; pero ¡bueno estaba don Silvestre para capitular, cuando tenía la sartén por el mango!
En cambio, si a mano viene, no os importa trabajar en día festivo, faltando a uno de los primeros mandamientos de la ley de Dios, que dice «santificar las fiestas...» Lo que hacen mis feligreses en tiempo de yerba, como ahora, es un verdadero escándalo, y está dando que decir, me entiende usted, a todas las personas piadosas del concejo.
Palabra del Dia
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