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Actualizado: 8 de junio de 2025
El pensamiento propio; luego este pensamiento ha debido preexistir á la reflexion. Si se supone que no hay necesidad de que se sucedan en diferentes instantes de tiempo, y que la dependencia se salva á pesar de la simultaneidad, todavía queda en pie la fuerza del argumento; dado y no concedido que lo simultaneidad sea posible, no lo es al menos la dependencia, si no hay distincion.
Tan era así, que muchos días antes del baile ya había celebrado largas conferencias con Clementina acerca de este punto esencialísimo. Formóse el corro de sillas. Pepe Castro fué a sacar a Esperanza, que tomó su brazo de buen grado. Mas antes de dar un paso llegó el conde de Agreda. ¡Cómo, Esperancita! ¿No me había usted concedido el cotillón? preguntó sorprendido.
Sin embargo, cuando ya estaba a punto de emitir la primer nota, la sensible señorita hizo nuevas y rotundas declaraciones en el mismo sentido que las primeras, lo cual afligió de tal modo a la tertulia, y en particular al pollo del pelo por la frente, que de buen grado habría concedido a la cantante en aquel momento toda la memoria de que disponía, con tal de que no le dejase en mal lugar.
Á Celso se le hacía la boca agua contando estas aventuras románticas y las enjaretaba una tras otra sin dar paz á la lengua. Sin embargo, Quino marchaba preocupado, distraído. Nunca había concedido mucho valor á la charla de su amigo. Era hombre práctico, sabía adaptarse al medio y donde el otro no veía más que tristeza y pena sabía él libar la dulce miel de la voluptuosidad.
Este es un hecho de todos los paises y de todos los siglos; hecho indestructible porque está fundado en la misma naturaleza del hombre. El débil siente la superioridad del fuerte, y se humilla en su presencia; el genio no es el patrimonio del linaje humano, es un privilegio á pocos concedido: quien le posee ejerce sobre los demas un ascendiente irresistible.
Sin desatender los trapos, la soñadora dama se iba por esos mundos, ejercitando el derecho de revisión y rectificación de las cosas sociales, concedido en el reino de la mente a todos los que se creen fuera de su lugar o mal apareados. «Ese Pez sí que es un hombre. Al lado suyo sí que podría lucir cualquier mujer de entendimiento, de buena presencia, de aristocrático porte.
Decía él, y decía bien, que el casado a quien el cielo había concedido mujer hermosa, tanto cuidado había de tener qué amigos llevaba a su casa como en mirar con qué amigas su mujer conversaba, porque lo que no se hace ni concierta en las plazas, ni en los templos, ni en las fiestas públicas, ni estaciones -cosas que no todas veces las han de negar los maridos a sus mujeres-, se concierta y facilita en casa de la amiga o la parienta de quien más satisfación se tiene.
¿No me había usted dicho que iba el domingo a Argicourt, padrino? preguntó de repente, cortando un período que ni siquiera había oído. ¿A Argicourt?... ¡Ah! sí, perfectamente. Un arriendo que renovar. Si usted no tiene inconveniente, aprovecharé su coche para hacer la visita de despedida al castillo. Concedido, ahijado; si eres bueno, tú guiarás a la Gris.
Hasta aquí hemos dicho los afectos del ánimo, que necesariamente se excitan á la vista de los objetos que se proponen al entendimiento: resta ahora manifestar, que con las operaciones del juicio anda junta la libertad, que es la alhaja mas preciosa que el Cielo ha concedido á los hombres.
29 porque a vosotros es concedido acerca de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, 30 Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís estar en mí. 2 cumplid mi gozo; que sintáis lo mismo, teniendo una misma caridad, unánimes, sintiendo una misma cosa. 4 no mirando cada uno a lo que es suyo, mas a lo que es de los otros.
Palabra del Dia
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