Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de mayo de 2025
A mí no me engatusas con purisimitas. ¿A qué vienen esos lloriqueos? Eres como el perro de Juan Molleja, que antes que le caiga el palo ya se queja. ¿Conque monjío? Quien no te conozca que te compre, saquito de cucarachas.
Se continuó la feria hasta las tres de la tarde, habiendo comprado 17 caballos, 5 vacas y 4 novillos; asimismo compré lazos, colleras y maneas, y se pusieron en marcha los expresados indios de Calpisquis, quedándose el que trajo la carta con los que le acompañaban.
En segundo lugar, la duda, como si dijera: ¿será posible? En tercer lugar, la certeza, concretada en estas frases: ¡ciertos son los toros! Ramón es un atrevido. Después de pensarlo, continuó señá Rosa: Usted podría resfriarse, pasando del calor de su cama al aire. Más vale que se quede usted quieto, y sea yo la que diga al tal chicharra, que si se quiere divertir, que compre una mona.
Busqué á esa mujer... afortunadamente es una cortesana, y la compré... el príncipe vino, y desde entonces soy para él la vida, el alma... porque yo soy quien le puede traer junto á esa mujer. Me cuesta, pues, mucho más el afecto del príncipe, que lo que os costó á vos el de su padre.
Y ya te aviso que no me vuelvas a pudrir la sangre con tus compañías.... ¿Soy yo aquí alguna niña pequeña? Anda a vender barquillos, que ahí en el paseo hay quien compre, y en la Fábrica maldito si sacas un real en toda la tarde.... La chica vale un Perú Mal que le pese a Josefina y a todas las señoritas de Marineda, las profecías de Borrén se han cumplido.
De todos modos, me consuela la singular protección que me dispensa, ahora como antes, el Duque de Cantarranas, mi ilustre Mecenas, quien ha podido conseguir de un amigo suyo, dueño de una tienda de ultramarinos, que me compre media edición al peso, y á veinticinco reales la arroba.
Perdí una clase más; compré pastas; hice un te mediano, ¡lo confieso!, y ella no vino... Tampoco vino a la otra semana. Estamos en el cuarto lunes, y ya verán ustedes cómo brillará siempre por su ausencia.
Las escenas íntimas de tan desastrados amores conyugales, aquélla en que Marta pide a su marido que le compre los diamantes, y la que ocurre en el jardín por la noche, y a la luz de la luna, son las que mejor y más claramente muestran en el Sr. Lasso el agudo talento de observación y el raro poder del estilo para expresar y reproducir lo observado.
Que ha esperado a la señora toda la tarde... ¡Cómo había de ir, si andaba buscando al caballero canijo!... Un recadito nos dio para usted por si la veíamos. ¿Qué dice? A ver si me acuerdo... ¡Ah! sí: que no compre la olla... La olla de los siete bujeros... que él tiene una que trajo de su tierra. ¿Y qué? ¿Van a poner fábrica de coladores? Si no, ¿para qué son tantos ujeros?
Ya los trae el pregonero Vendiendo por la ciudad. Entra el PREGONERO moro vendiendo los dos MUCHACHOS, y la MADRE y el PADRE. Hay quien compre los chiquitos, Y el viejo que es el grandazo, Y la vieja y su embarazo? Pues á fe que son bonitos. Deste me dan ciento y dos, Deste docientos me dan. Pero no le llevarán. Pasa acá, perrazo, vos. Qué es esto, madre? por dicha Vendennos aquestos moros?
Palabra del Dia
Otros Mirando