Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de mayo de 2025


Le mostró la entrada de la Comisaría, una puertecita algo más abajo del gran portalón de la Facultad. Allí, a las cuatro. Y se fue sonriente, sin que el dolor de su camarada arañase el caparazón de indiferencia con que parecían acorazarle las desdichas humanas. Por la tarde abandonó Feli su casa. Fue una marcha lenta, que hizo sufrir mucho a Maltrana.

Los empleados de la comisaría se mostraban más atareados aún que los oficiales de la navegación. Había subido en el último puerto el médico enviado de Buenos Aires para el examen de los emigrantes, y este funcionario, acompañado por aquéllos, iba inquiriendo la salud del rebaño humano acorralado en los extremos de la nave.

¿Y podré volver al cinema? añadió con ansiedad . ¿Me dejarán ver todas las noches á mi pequeño? Los dos hombres rieron de su simpleza, contestando con un gesto afirmativo. Salió de la Comisaría lentamente. No convenía que la viesen huir como el que tiene la conciencia sucia.

Al partir de Tenerife, última escala del viejo mundo, empezaba el gran viaje; nadie había de entrar en el buque hasta América, y la comisaría necesitaba conocer el número de las gentes que iban a bordo.

Mientras cavaba recordó, sin saber por qué, la defectuosa instalación que se había dado a su mesa de trabajo en la comisaria... «Cuando vuelva, la mudaré de sitio», pensó.

Sospechando que fuera una víctima futura del acompañante, le interrogó sobre lo que andaba haciendo, y le encontró muy reservado y poco dispuesto a hablar de sus intenciones y miras. Silvita, colorado hasta las orejas, se entretenía en mascar unas hojitas de sauce. El sargento se llevó los dos ciudadanos a la comisaría y allí se descubrió el pastel.

Su amigo de la comisaría hablaba del buque como si éste fuese un organismo viviente y nervioso, sujeto a las influencias exteriores. Cambiaba de carácter en todos los viajes, según las gentes que llevaba en sus entrañas.

Para conservar la baja temperatura de dichos almacenes, sólo los abrían muy de tarde en tarde, y él había aprovechado la oportunidad de la extracción de comestibles destinados a la fiesta del día siguiente, bajando a visitarlos con sus amigos de la comisaría.

Hay que provocar el parto, acelerarlo, o corre peligro de muerte. Tráela esta tarde; te esperaré en la Comisaría. La meteremos en la clínica de partos. Yo no estoy en ella, pero recomendaré tu socia al compañero, con grandísimo interés... Hasta la tarde, ¿eh? Tenía prisa: su catedrático le esperaba en la sala de profesores.

Venía éste de la enfermería de ver a Pachín Muiños, el emigrante que preguntaba a todas horas cuándo llegaba el buque a Buenos Aires. Hombre perdido dijo el de la comisaría . El médico lo ha desahuciado; pero él sigue entre la vida y la muerte, y cuando habla, es para preguntar siempre lo mismo: «¡Buenos Aires!... ¿Cuándo llegamos a Buenos Aires?».

Palabra del Dia

ciencuenta

Otros Mirando