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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Los hornillos que construímos el año pasado. ¡Al trabajo, muchachos! La otra chalupa va a llegar. Los chinos cargaron de combustible las hornillas, les prendieron fuego y después colocaron encima las dos calderas, llenándolas de agua de mar. La segunda chalupa, tripulada por los pescadores, llegó en aquel momento.
Se colocaron los ramos de caracoles, cajitas de dulce y estampas; y por fin, los retratos de los dos sargentos hermanos de Juan Antonio, con su pantalón rojo, muy a lo vivo, y los botones amarillos, asomaban por entre las ramas de pino, como soldados que están en emboscada acechando al enemigo.
Oído este parecer, mereció la aprobación de los padres de Isabel y de D. Diego, del Justicia y Regimiento: Azagra consintió también en ello, y colocaron juntos en un sepulcro de alabastro a los dos Amantes, honrando su fidelidad con muchos epitafios.
Todas ellas continuaron las aplicaciones de sinapismos en las pantorrillas, en la nuca, en la planta de los pies, en los muslos y en los brazos; le desprendieron la ropa y la colocaron en su cama. Al bajar con don Benito la escalera para ir a buscar médico, nos chocamos con el pardo Alejandro en la misma puerta de la calle.
Las baterías se colocaron una detrás de otra con cortos intervalos, perfectamente alineadas las piezas, y el desfile tuvo lugar al gran trote con un ruido atronador y en medio de un huracán de polvo.
Tenían para ganarse el pan un arte estudiado concienzudamente, y se colocaron en seguida en las catedrales como organistas y maestros de capilla. Los cabildos se los disputaban.
Los dos carros con jaulas en donde iban las fieras los colocaron dejando entre ellos un espacio que servía de puerta al circo, y encima y a los lados pusieron los saltimbanquis tres carteles pintarrajeados.
Sus amigos y el hidalgo, después de dar a sus criados algunas órdenes, se colocaron en los bancos. Y bien lo necesitaban los seis caciques; pues, menos provistos de impermeables que don Simón, estaban calados de agua hasta el pellejo.
Era ventajoso, porque su izquierda estaba apoyada sobre el rio caudaloso de Coata; su derecha cubierta de una laguna, y por la espalda no permitia sino un estrecho paso la península que forman las aguas, en cuya entrada se colocaron 25 hombres de á caballo para mayor seguridad de la mulada y ganado que estaban como encerradas en su recinto.
Después colocaron ante el Hombre-Montaña una mesita y un sillón, que sobre la mesa enorme parecían juguetes infantiles. También depositaron en la mesita muchos libros. Llegaba el profesor vestido de ceremonia, con su mejor toga y su birrete de gran borla, lo mismo que si fuese á leer una tesis ante la Universidad en pleno.
Palabra del Dia
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