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Actualizado: 27 de junio de 2025


Tantos años de servicios habían establecido cierto afecto entre las señoras y la brava bestia, que era considerada casi como de la familia. Doña Manuela, recogiéndose la cola de su bata teatral, bajó a la cuadra, no pasando de la puerta por miedo al caballo, que se revolcaba furioso.

La cola, notabilísimo timón, es también el remo principal. La de los mejores nadadores es ahorquillada; toda la espina termina en ella y, contrayendo sus músculos, hace avanzar al pez. La raya tiene dos nadaderas inmensas, dos grandes alas para azotar las olas; su cola, larga, flexible y desligada, es una arma para golpear, un látigo para hender y dividir la densidad de la ola.

Una de ellas no pudiendo contenerse al cabo le dijo tímidamente: Demetria, si no te incomoda, has de ponerte luego para que la veamos la cola de terciopelo... Nosotras te la llevaremos en lugar de los pajes. Demetria la miró estupefacta y soltando una gran carcajada se abrazó á ella besándola. Rapto de Demetria. Naturalmente la noticia llegó al instante hasta Entralgo.

Si hay en el Universo un ser cuya sangre debiera economizarse, es la ballena franca, tesoro admirable, donde la Naturaleza ha amontonado tantas riquezas. Ser, además, inofensivo, que á nadie persigue ni vive de especies que sustentan al hombre. Exceptuando su temible cola, carece de armas defensivas. Y no obstante, ¡cuántos enemigos tiene!

También se veían grupos de apimachus albus, aves del tamaño de gallinas, con el plumaje blanco plateado en la parte posterior del cuerpo y negro en la anterior, con colas rarísimas formadas de seis o siete penachos rizados; bandadas de promerops superbi, aves de negro plumaje, cola larga y espesa y un penacho de plumas en la cabeza, y papagayos de multitud de variedades: amarillos, grises, azules y rojos, también en bandadas.

Muerta y todo, su cola se mueve, no siendo prudente en aquellos momentos acercarse á ella. Los pobres brazos de la desventurada, antes calientes por el fuego del amor, vibran aún; parece que no ha dejado de existir y que está buscando á su cachorro.

El día siguiente a las once, Amparo estaba en mi gabinete, donde Mauricio había servido la mesa. Mientras Amparo se quitaba el manto con una hechicera confianza, Mustafá, que sin disputa era mi amigo, sentado enfrente de , meneaba lentamente la lanuda cola y me miraba de hito en hito.

Los padres se lo quieren dar todo a sus hijos, y si ven un caballo hermoso, con la cola que le reluce y el pelo como seda, no piensan en montarse ellos, como señorones, y salir trotando por la alameda, donde van de paseo por la tarde los coches y los jinetes, sino que piensan en sus hijos los padres, y se ponen a trabajar todavía más, para comprarle al hijito el caballo hermoso.

Todo cuanto los yankees han pensado, inventado ó escrito, podrá ser un brillante apéndice; pero no es más que un apéndice de la civilización inglesa. Será una cola muy lucida, pero no es más que la cola. El núcleo, el foco, el centro luminoso, el primer móvil, cuanto ilumina y mueve aún á la humanidad en su camino, está en Europa y no ha pasado á América ni es de temer que pase.

Tu patrona, hija mía, no figura en el calendario, y si no me equivoco, ha dado muchas veces la vuelta a la ciudad, con la cabeza rapada, y montada en una burra, con la cara vuelta hacia la cola... Barbero del infierno, tu garganta es demasiado estrecha para esas palabras; ¡por Cristo! te la voy a ensanchar.

Palabra del Dia

rigoleto

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