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Actualizado: 15 de mayo de 2025
El tal vicario tenía la costumbre de coger su sueldo, cambiarlo en plata y dejarlo encima de la mesa formando un montón, no muy grande, porque el sueldo no era mucho, de duros y de pesetas.
Á veces parece gozar desafiando á la muerte. Verdad que lleva consigo á Pedro el mayordomo, que conoce todos aquellos parajes al dedillo y anda por ellos lo mismo que por una sala. Le he visto hoy coger á la condesa como si fuese una muñeca y atravesar de dos brincos un puente hecho de troncos podridos.
Hízolo movida de la necesidad de abnegación que experimentan las naturalezas ricas y jóvenes, a quienes su propia actividad tortura y han menester encaminarla a algún fin, y del instinto que impulsa a dar de comer al animal a quien todos descuidan, o a coger de la mano al niño abandonado en la calle. Al alcance de Lucía sólo estaba Pilar, y en Pilar puso sus afectos.
En cuanto vea que el perro se para explicábale don Eugenio al novel cazador, que apenas sabía por dónde coger el arma mortífera , se prepara usted y le anima para que entre..., y al salir las perdices, les apunta y hace fuego cuando se tiendan.... Si es la cosa más fácil del mundo....
Pero en el mismo instante, un mugido feroz distrajo la atención del toro y algo rojo pasó ante su vista como una llamarada de fuego. Era Gallardo, que se había echado abajo de la jaca, abandonando la garrocha para coger el chaquetón que llevaba en el borrén de la silla. ¡Eeeh!... ¡Entra!
Pues, señor, resulta de que yo, á la vera de la casa, tengo un güerto de carro y medio de tierra, que, en buena hora lo diga, es una alhaja pa el dicho de coger patatas y posarmos pa el avío de la casa...; como que el viudo del Cueto me daba por él un prao de cinco carros y un rodal viejo, y no se le quise cambiar.... ¡Que me muera de repente si es mentira!
Manos a la obra. Lo primero era romper la primitiva para coger el oro y la plata, pasando a la nueva la calderilla, con más de dos pesetas en perros que al objeto había cambiado en la tienda de comestibles. Romper la olla sin hacer ruido era cosa imposible. Permaneció un rato sentado en una silla junto a la cama, con las dos huchas sobre esta, acariciando suavemente la que iba a ser víctima.
«¡Yo también he hecho mis estudios en la Universidad, y no soy inferior a vosotros, imbéciles!» dijo casi en voz alta. Tuvo calor, y se desabrochó el gabán; pero temiendo coger frío, se lo abrochó de nuevo. «¡Sí; soy tan honorable como vosotros, jóvenes idiotas! Quizá más honorable. Soy un padre de familia que mantiene a ocho personas... Es de todo punto necesario poner fin a esta farsa.
De esto, unas cosas se dan por premio a los que bailan o llevan la sortija, y otras se tiran a que las cojan, que es en lo que ellos tienen más diversión, y se juntan todos a cogerlas; hasta los cabildantes, si cae alguna cosa hacia donde están sentados, olvidan la formalidad con que están y se arrojan como niños a coger lo que pueden; aunque ya en el día se contienen algo.
Pésame, cuanto pesarme puede, que este año no se han cogido bellotas en este pueblo; con todo eso, envío a vuesa alteza hasta medio celemín, que una a una las fui yo a coger y a escoger al monte, y no las hallé más mayores; yo quisiera que fueran como huevos de avestruz.
Palabra del Dia
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