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Ya lo cobrarán, como es justo, incluyendo en el cobro todo lucro cesante y todo daño emergente. En suma, y sin meternos en más averiguaciones ni en honduras económicas o crematísticas, Madrid en verano se queda sin su aristocracia; se queda como acéfalo; se queda como jardín sin sus más bellas flores; se queda como haza segada: parece un barbecho de distinción y de finura.

Alguno murmuró, viendome ageno Del honor que pensó se me debia, Del planeta de luz y virtud lleno. En esto pareció que cobró el dia Un nuevo resplandor, y el aire oyóse Herir de una dulcisima harmonia. Y en esto por un lado descubrióse Del sitio un esquadron de ninfas bellas, Con que infinito el rubio dios holgóse.

Otro tanto escribe el P. Agustín Castañares de otro indio del pueblo de San Rafael, llamado Antonio, que procuraba librar cuantas almas podía de las garras de los Mamalucos y ponerlas en cobro en su Reducción.

Desvanecida por el terror..... ¡El terror! ¡y el infame á quien debiste la vida, y al que ni áun viste, cobró su precio en mi honor! ¡Oh padre! ¡no te comprendo! relevando la cabeza dijo Leila con fiereza. ¡Que no me entiendes! ¡Mintiendo tu torpe maldad aumentas! el xeque exclamó con furia. ¡Estoy leyendo la injuria en estas manos sangrientas!

Con esto cobró, a su parecer, tanto ánimo, que si le acometieran todos los arrieros del mundo, no volviera el pie atrás. Los compañeros de los heridos, que tales los vieron, comenzaron desde lejos a llover piedras sobre don Quijote, el cual, lo mejor que podía, se reparaba con su adarga, y no se osaba apartar de la pila por no desamparar las armas.

La serie de documentos es larga, y sería prolijo, para un artículo, detenerse más en dar cuenta de ellos. Los que más abundan son los contratos entre particulares y los escritos relativos al cobro de las contribuciones, las cuales eran en dinero, en toda clase de cereales, viandas y frutos, y hasta en equipo para los militares.

Se le había visto en el alto puerto de Cumbrales, en montaraz vagancia con los pastores, y luego decían que «se había corrido» hacia Reinosa, con una cuadrilla de gitanos. Cobró con esto Salvador un asomo de tranquilidad y un respiro en el anhelo con que llegaba a la casona, siempre que a ello se atrevía.

En asuntos históricos me gustaba mucho defender a los personajes caídos: ya había hecho otro tanto con Felipe II. Mas a uno de los redactores, que ejercía al propio tiempo el cargo espinoso de expedir volantes a los suscritores para el cobro de los recibos, no le agradó esta defensa, y se autorizó el manifestar su opinión contraria.

La visión espantosa consistía siempre en el hecho de que le presentaban al cobro documentos de crédito suscritos con su firma, y él, Marcelo Desnoyers, el hombre fiel á sus compromisos, con todo un pasado de probidad inmaculada, no podía pagarlos. La posibilidad de esto le hacía temblar, y después de haber despertado sentía aún su pecho oprimido por el terror.

Bailaron la muchacha y el panadero toda la tarde con gran entusiasmo. Carlos esperó a que la Ignacia se encontrara sola y la insultó y la echó en cara su coquetería y su falsedad. La muchacha, que no tenía gran inclinación por Carlos, al verle tan violento cobró por él desvío y miedo.