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Actualizado: 24 de junio de 2025
En fin, creo necesario que imagines con nuestra fantasía, que pienses con nuestra inteligencia, que sientas con nuestro corazon, que esperes con nuestra esperanza; si es posible, que vivas con nuestra propia vida, uniéndote á todas nuestras impresiones, haciéndote parte en nuestra causa, á fin de que te familiarices con esta sociedad, de que cobres cariño á este personaje.
Esos cobres, esos estaños, esos reflectores de metal blanco, esas paredes de cristal abombado que volteaban con grandes círculos azulados, todo ese espejeo, toda esa balumba de luces, me producían vértigos por un instante.
Freya estaba á pocos pasos, con un traje azul que tenía algo de marino, como si esta visita al buque impusiera á su elegancia la necesidad de imitar el porte de las multimillonarias que viven en un yate. Los marineros fingían trabajos extraordinarios para aproximarse á ella, limpiando cobres ó encerando maderas.
Segura estoy que los criados de Gregoria van a tomarme por una de estas mujeres, que piden limosna para el hijo tullido, y no me dejarán pasar... esto, si no me traen, de parte de la señora, un puñado de cobres... ¡ay, Dios mío! ¿no sería mejor volverme?
Sobre un montón de cables, un emigrante de cabeza rapada movía el arco de su violín, sin que el más leve sonido llegase hasta el paseo donde rugían los cobres.
En el buque de enfrente también se destacaba el brillo de los cobres y las figuritas de los músicos, puestos en círculo en la última cubierta. Cuatro trompetas larguísimas, cuatro tubos semejantes a los que guiaban la marcha de los legionarios romanos, abrían sus bocas doradas por encima de las cabecitas, y en los intervalos de silencio llegaba hasta el Goethe su lejano rugido.
Acudió don Quijote luego al son de la lastimada voz y del golpe del riguroso azote, y, asiendo del torcido cabestro que le servía de corbacho a Sancho, le dijo: -No permita la suerte, Sancho amigo, que por el gusto mío pierdas tú la vida, que ha de servir para sustentar a tu mujer y a tus hijos: espere Dulcinea mejor coyuntura, que yo me contendré en los límites de la esperanza propincua, y esperaré que cobres fuerzas nuevas, para que se concluya este negocio a gusto de todos.
105 Del sueldo nada les cuento, porque andaba disparando; nosotros de cuando en cuando solíamos ladrar de pobres: nunca llegaban los cobres que se estaban aguardando. 106 Y andábamos de mugrientos que el mirarnos daba horror; les juro que era un dolor ver esos hombres, ¡por cristo! En mi perra vida he visto una miseria mayor.
Una mañana, la música de á bordo, que hacía oir todos los domingos el Coral de Lutero, despertó á los durmientes de los camarotes de primera ciase con la más inaudita de las alboradas. Desnoyers se frotó los ojos creyendo vivir aún en las alucinaciones del sueño. Los cobres alemanes rugían la Marsellesa por los pasillos y las cubiertas.
Palabra del Dia
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