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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Ni siquiera suelen ganarse con la virtud la fama y el respeto de los hombres, porque es difícil de averiguar si el virtuoso lo es por firmeza y rectitud de alma o por apocamiento, necedad o cobardía; y los hombres, como no sea la virtud muy manifiesta, procuramos siempre atribuirla a dichas calidades negativas.

Al salir de Barcelona, volvió don Quijote a mirar el sitio donde había caído, y dijo: ¡Aquí fue Troya! ¡Aquí mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se escurecieron mis hazañas; aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse!

No mienta usted; porque no ha salido de París. Pero.... ¡Oh! Ahora comprendo porqué no quiere usted llevar su título ... No vendría bien con su carácter.... ¡Prima mía!... Se ha portado usted conmigo como un patán. ¡Ah! Si, ¡lo que ha hecho usted es una cobardía!

El dolor ensancha mucho el entendimiento. Lloré... Por fortuna aquello pasó pronto. A medida que fuí adquiriendo fuerzas, desapareció, poco a poco, aquel estado moral, que en el fondo no era más que cobardía ante esa cosa terrible que se llama eternidad, el problema de los problemas, el único problema verdadero, pues todos los demás quedan resueltos con la exhalación del último hálito.

Mesía y su adversario temblaban como las ramas de los árboles que batía el viento.... Tan grande fue el chaparrón que los padrinos suspendieron el duelo... que no se continuó. «No habían ido a batirse contra los elementos». Mesía quedó incólume y Crespo implícitamente le dio seguridades de que guardaría el secreto de aquel trance ridículo y de la cobardía del Tenorio vetustense.

Lo ignoro dijo; lo que el momento me sugiera. Lo único que me apena, es ese pobre pequeñuelo que tendrá que crecer sin padre; quizá lo lleve conmigo, no . No más que una cosa y es que no puedo continuar viviendo así. El anciano, temblando de ansiedad, lo llenó de reproches. Eso era una cobardía sólo digna de un miserable, de un espíritu debilitado.

Sabiendo por la Filosofía Moral las pasiones que se excitan para la fuga del mal, como el temor, cobardía, odio, envidia, ira, enojo, &c. y las que se mueven por el bien, como el amor, alegria, deseo, complacencia, &c. qualquiera conocerá á la presencia de los objetos sensibles la pasion, ó pasiones de que se halla agitado, segun los contempla buenos, ó malos, dignos de prosecucion, ó de fuga.

Adiós, para siempre. La ilusión de varios años desaparecería sin dejar rastro. Más vale así dijo el doctor. : mejor es que haya huido. Sánchez Morueta se avergonzaba al pensar en su cobardía de la segunda noche. Se tenía miedo á mismo.

¡Parece mentira! decía él . La prueba de que te quiero está en la cobardía, en el temor de ofenderte con que te miro y te deseo. , pero te agarras. ¡Maldita tormenta! ¡Estábamos tan bien en el balcón!... La alegría retratada en el rostro de don Juan le acusaba claramente de mentiroso.

Nunca dejaba de protestar interiormente contra esta involuntaria inclinación, y de enfadarse consigo misma. Transcurridos algunos días después de la escena relatada decidióse a salir una tarde a pie. El no hacerlo le iba pareciendo cobardía, conceder demasiado honor a aquel chiquillo. Cuando pasó cerca de su casa levantó los ojos y le vió como siempre al mirador con un libro en la mano.

Palabra del Dia

bagani

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