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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Espantados de sus voces, mendigos y criados oyen en un gran silencio descorrer los cerrojos de la puerta: Se abre rechinando, y sobre el umbral, como una sombra de malas artes, aparece Andreíña. Al mismo tiempo, asoman con bárbara violencia los cuatro segundones en aquel balcón de piedra que remata con el escudo de armas: ¡Águilas y Lobos! Todos hablan en un son. ¡Ya tenéis franca la puerta!
9 [Tet]: Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; su rey y sus príncipes [son llevados] entre los gentiles; no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión del SE
Después de esto el carcelero salió, y don Juan quedó más cuidadoso que antes. Adelantó el día y con él la desesperación y la impaciencia de don Juan. Nadie parecía á tomarle declaración ni darle noticia alguna. Al fin, al medio día se oyeron pasos en las escaleras y luego el ruido de los candados y cerrojos de la puerta. Entró el carcelero. No traía la comida.
Confuso, sin atreverse á alegrarse, temeroso de una nueva desdicha, el cocinero mayor salió y siguió al carcelero. Se cerró de nuevo la puerta y se oyeron los tres cerrojos y las tres llaves. Cuando el duque de Lerma, de vuelta de la casa de doña Ana, llegó al postigo de la suya, se le atravesó un bulto embozado. ¡Hola! le dijo aquel bulto ; detente y escucha.
A distancia la amé, porque quería vaciar en un romántico latido la excelsitud del ideal florido, su esencia de suprema poesía. En silencio la amé porque temía que mi orgullo tenaz fuese vencido, que se mofara de mi pecho herido ¡y sólo fuera mi ilusión de un día! ...Pero el disimular inútil era, pues no se oculta una pasión sincera con grávidas cadenas o cerrojos.
¡Eh! ¡callad! ¡callad por Dios! dijo el cocinero , que parece que se acerca gente. En efecto, se oían pasos fuera del calabozo y en dirección á él. Todos se callaron y se acurrucaron cada cual en su sitio. Después de haber crujido tres llaves y tres cerrojos la puerta del calabozo se abrió, y un carcelero dijo desde ella: Señor Francisco Martínez Montiño: salid.
Los criados no ignoraban estas historias, y sus dedos habían temblado sobre los cerrojos cuando doña Guiomar ordenó que se abriesen las puertas para velar en el antiguo estrado de doña Brianda el cadáver de su padre. Era, sin duda, extraño el aspecto de aquel recinto.
Era Bernardino Esteven tenedor de libros, de familia obscura y sin más beneficio que su mezquino sueldo; de facha vulgar, pero listo y truhán, supo colarse en el corazón de Gregoria, por más que la tarea no fuese difícil, pues la pobre estaba tan harta de aquella vida de ayunos, sermones, gritos, cerrojos y amenazas, que al sacristán de la parroquia diera oídas, con tal de salir de su purgatorio.
Nuestro joven oficial no tuvo, pues, que torcer llaves ni descorrer cerrojos para penetrar en el interior del templo.
Si la rogaba, por ejemplo, se acostase en su cama, lo hacia en el suelo; si disponia que se trasladase á otra habitacion mas decente y ventilada, cerraba con mas fuerza los cerrojos de la en que estaba. Cuando hacia frio, desechaba las pieles y objetos de abrigo que le proporcionaban, y cuanto mas la suplicaba Luis Ferrer se vistiese y asease, con mas empeño andaba sucia y mal vestida.
Palabra del Dia
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