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Rafaela estaba bellísima: incomparablemente más bella que allá en Lisboa, en la plaza de toros o en el Retiro de Camoens. Entonces era diamante en bruto: ahora diamante pulimentado y primorosamente engarzado en cerco de oro.

Dijo, miró con ira á los zumbones que le rodeaban, y rompió el cerco, bamboleándose al andar, como buque de mucho porte que toma la barra seguro de llegar al puerto.

RUIZ. Señor, ya el Conde marchando con la gente de su bando se dirige a Castellar. Todo lo lleva a cuchillo y por los montes avanza, sin duda con la esperanza de poner cerco al castillo. MANRIQUE. No osarán, que son traidores, y es cobarde la traición. RUIZ. Estas las noticias son que traen nuestros corredores.

En dos ocasiones lograron encerrarlo en un círculo, y otras tantas logró escapar, forzando el cerco. Un momento pareció como rendido de fatiga y de dolor, al caer de costado por querer saltar de un árbol a otro, siguiendo el camino de las ardillas. El lacayo de M. L'Ambert lanzose veloz sobre él, alcanzolo en pocos saltos y lo agarró por la cola.

Como continuación del mismo drama, representando sucesos posteriores de la vida del Cid, y concordando sobremanera con la segunda parte de Las mocedades, ha de considerarse El cerco de Zamora. Por lo demás, ha de tenerse presente que el drama de Diamante no ha obscurecido al de Guillén de Castro, ya que éste se ha conservado con preferencia en la escena española.

3 Y procediendo, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él Señor dijo: YO SOY Jesus el Nazareno a quien persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

4 Y le harás un enrejado de bronce de hechura de red; y sobre la red harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5 Y lo has de poner dentro del cerco del altar abajo; y llegará aquella red hasta el medio del altar. 6 Harás también varas para el altar, varas de madera de cedro, las cuales cubrirás de bronce.

Las dos inclinan las cabezas y ponen en blanco los ojos para poder alzarlos al altar, desde donde responde a su mirada, la mirada extática de una Dolorosa. El parpadeo de las luces da una apariencia de vida al cerco amoratado de aquellos ojos, a la boca dolorida, a las mejillas con dos lágrimas de cristal. Sabelita y la vieja se santiguan al terminar su rezo. Pronto cerrarán la iglesia. ¡Vámonos!

1 Ahora serás cercada de ejércitos, oh hija de ejército; se pondrá cerco sobre nosotros; con vara herirán sobre la quijada al juez de Israel. 3 Pero los dejará hasta el tiempo que a luz la que está de parto; y el resto de sus hermanos se tornará con los hijos de Israel.

Fue tan imperiosa la voz, fue tan imponente el ademán de aquel muchacho, que se apartaron todos, formando ancho cerco en torno suyo. Cayó entonces el francés sobre Plácido, el cual paró los golpes que le asestaba, sin recibir ninguno, y le ciñó con fuerza terrible en sus nervudos brazos. Pasmosa fue la lucha. Firmes se mantenían ambos. Ninguno cejaba ni caía.