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Actualizado: 20 de julio de 2025


La bestia de combate acorazada de rojo, armada de uñas corvas y tenazas de tortura, guerrero implacable de las verdes cavernas submarinas, jamás se había unido con el pez gracioso, ligero y débil que movía la cola de su túnica rosada y plateada en las aguas transparentes.

-No más -dijo a esta sazón uno de los dos que parecían reyes-: no más, cantor divino; que sería proceder en infinito representarnos ahora la muerte y las gracias de la sin par Altisidora, no muerta, como el mundo ignorante piensa, sino viva en las lenguas de la Fama, y en la pena que para volverla a la perdida luz ha de pasar Sancho Panza, que está presente; y así, ¡oh , Radamanto, que conmigo juzgas en las cavernas lóbregas de Lite!, pues sabes todo aquello que en los inescrutables hados está determinado acerca de volver en esta doncella, dilo y decláralo luego, porque no se nos dilate el bien que con su nueva vuelta esperamos.

No obstante, esas cavernas sombrías, en donde hasta acompañado de un guía y sin perder de vista los lejanos reflejos del sol, sentimos el corazón oprimido por el terror, eran los antros que habitaban nuestros antepasados.

35 las mujeres recibieron sus muertos por resurrección, unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección. 36 Otros experimentaron vituperios, y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles. 38 de los cuales el mundo no era digno; errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Quizá dijo nos encontramos ante una inflamación adhesiva que cerrará las cavernas y reparará todos los desórdenes causados por la enfermedad. El pobre doctor escuchaba esta opinión meneando tristemente la cabeza.

Y, puesto que es de los encantadores, de los magos o mágicos contino dura la condición, áspera y fuerte, la mía es tierna, blanda y amorosa, y amiga de hacer bien a todas gentes. En las cavernas lóbregas de Dite, donde estaba mi alma entretenida en formar ciertos rombos y caráteres, llegó la voz doliente de la bella y sin par Dulcinea del Toboso.

Y el primer lugar se debe dar al modo de hacer misiones, diré mejor, de salir á caza de bárbaros que habitan como fieras en las cavernas de los montes ó en las espesuras de los bosques.

2 Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, en los cuales pereció el tiempo? 4 Que cogían malvas entre los arbustos, y raíces de enebro para calentarse. 6 Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las piedras. 7 Bramaban entre las matas, y se congregaban debajo de las espinas.

10 Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; batimiento de rodillas, y dolor en los riñones, y los rostros de todos tomarán negrura. 12 El león arrebataba en abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y henchía de presa sus cavernas, y de robo sus moradas.

No encontraban más que hojas de esquisto debajo de otras hojas iguales, pero no faltaba ávido cazador que siguiese trabajando, y procuraba evocar al genio con nueva fórmula, con grito victorioso. Más interesantes que estos dioses guardadores de tesoros son aquellos que en las cavernas de la montaña tienen el encargo de conservar el genio de toda una raza.

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