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Actualizado: 1 de noviembre de 2025


Ese rosario vale veinte doblones; lo regalo a la Virgen, pero con la condición de que me lo dejen matar a . LA MUJER. ¡Socorro, Dios mío! este muchacho me hunde las uñas en la carne. MUCHAS VOCES. ¡Silencio! ¡que se calle! UN HOMBRE. ¡Bravo! ya está aquí; ¿sabéis que el verdugo está más pálido que él?

«En esta ciudad se prendieron algunos carniceros y juntamente con ellos á los cobradores de sus tablas porque introducian y vendían la carne de oveja por de carnero conque vbo vna destrucción muy grande y algunas paridas se murieron de comer dicha carne y á los enfermos que se les lleuaua y la comian se morían algunos y otros eran tantos los cursos que hacían que perdían el sentido y no se sabía á que atribuir.

Visitáronle, en fin, y halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde, con un bonete colorado toledano; y estaba tan seco y amojamado, que no parecía sino hecho de carne momia.

Tòni, me haces daño. Eso es lo que deseaba el fantasma, hacerle daño. Y pareciéndole aún poco, con sólo su mirada arrebató los trapos y vendajes de su herida, que volaron y se esparcieron. Luego hundió sus uñas crueles en el desgarrón de la carne y tiró de los bordes, haciéndole rugir: ¡Ay! ¡ay!... ¡«Pimentó», perdónam!

Su alimento predilecto era la carne de caballo, y en más de tres siglos de contacto no siempre hostil, con los pobladores europeos circunstantes, sólo habían asimilado de ellos el caballo, la vaca, la oveja, la lanza y el cuchillo.

17 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Cada semana daban, dos o tres días, ración de carne, o conforme el pueblo podía, y en los demás les daban menestras o carne en las faenas, particularmente a los muchachos y muchachas, a quienes siempre les daban cocida la comida; y en los años estériles, en que no recogían lo preciso en sus chacras, les repartían de la comunidad lo necesario para que no padeciesen; y lo mismo hacían con el vestuario, al que ocurrían conforme la necesidad pedía.

Son los amigos de Manos Duras dijo , que vienen á armar bochinche porque á ese gaucho malo le quitan el suministro de la carne y le impiden hacer otros negocios. Como mañana teníamos carreras de caballos, Manos Duras me ha querido perjudicar, provocando esta batalla. Parece como que el demonio ande suelto ahora, don Manuel. ¡Tan en paz que vivíamos antes!...

, hombre, : has de saberte que toda la ley que tuve a mis hijos, y a su madre, y a tu padre, y a los míos, y que por tantos años ha estado como dormida en lo más hondo del corazón, se me ha despertado de repente, cebando su hambre envejecida en la única carne de la nuestra que conoce: en ti, para que lo sepas de una vez.

Sus hazañas, si las hizo, no le dieron riqueza, ni valimiento, ni poder, y no hubo cronista que hablase de ellas en sus narraciones, ni épico callejero que escribiese un mal romance para referirlas y ensalzarlas. Dice el refrán que el lobo, harto de carne, se mete fraile. Morsamor no fue como el lobo. Morsamor no cogió la carne: apenas columbró la sombra.

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