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Actualizado: 25 de junio de 2025
Todos se animaban, con ese entusiasmo valenciano que se inflama al pensar en fiestas y bullicios. La falla es la fiesta popular por excelencia: una costumbre árabe, transformada y mejorada a través de los siglos hasta convertirse en caricatura audaz, en protesta de la plebe.
Tú no me quieres, tú me estás engañando... le quieres otra vez... le has visto en alguna parte. La verdad... Más quiero morirme de pena que de vergüenza. Fortunata, yo te saqué de las barreduras de la calle, y tú me cubres a mí de fango. Yo te di mi honor limpio, y me lo devuelves sucio. Yo te di mi nombre, y haces de él una caricatura. El último favor te pido... la verdad, dime la verdad». ix
El señor de Bevallan, á quien jamás estimé y de quien he hecho, á pesar mío, en estas páginas, más bien la caricatura que el retrato, reune el mayor número de cualidades y defectos que habitualmente atraen el sufragio de las mujeres. La modestia le falta absolutamente; lo que le viene á las mil maravillas, pues las mujeres no la estiman.
No habló jamás con ellos diez palabras seguidas que a política se refiriesen: contábales las noticias del día, el escándalo fresco, el último dicharacho y la más reciente caricatura; y de tal suerte, sin comprometerse con ninguno se vio favorecido y servido de todos.
Resulta de esto, al cabo, que la viva y mundana Eugenia no adelanta nada en sus amores, mientras la callada y pacífica Clara se apropia sus pretendientes. El cándido y rústico Toribio es un personaje hábilmente diseñado y de un carácter cómico extraordinario, y de aquí que esta caricatura tenga semejanza con las comedias llamadas de figurón. Mañanas de abril y mayo.
Es fácil de ver que este argumento era muy á propósito para formar una tragedia verdadera, y que en manos del poeta se convierte, no en tragedia, sino en caricatura; que la impresión que debiera hacer se debilita por las muchas y horribles catástrofes que la sofocan, y que el autor, á pesar de sus esfuerzos en mantenerse á la altura del trágico coturno, degenera no pocas veces en ridículo y pueril.
Esta persona ocupa un hotel muy pequeño, junto a las fortificaciones: una caricatura de casa de tres pisos; diríase que es un telescopio amueblado por Martine; una vivienda paradójica. César, que lleva una cartera de ministro, como si fuera un pedicuro, llama a la puerta de esta casa.
Era éste un hombre de mediana estatura, frágil, y vestido con arreglo á las leyes de la más estricta elegancia inglesa. Bajo la ancha frente, su rostro, según aparece en la hermosa caricatura que le hizo Cappiello, se modelaba sobre la línea vertical de un perfil lleno de voluntad. Hablaba en voz baja, y sus manos, débiles y blancas, accionaban muy poco. Parecía distraído.
Cada capítulo trae nuevos personajes y escenas nuevas, reproducidas unas veces con el pincel de Stein y de Teniers, otras con el brioso toque de la escuela española. ¡Lástima que en algunos pasajes la tendencia a la caricatura aparezca tan de resalto, y convierta en falsos tipos que de cómicos no debieran degenerar en bufos!
El trayecto entre Tayabas y Sariaya es de 11 km. Sariaya. Su situación, límites, historia, productos y estadística. La iglesia y el convento. Una modesta cátedra del saber, convertida en un bullicioso templo de Tersípcore. La mujer de Sariaya. La dalaga. El bosquejo, la caricatura y la fotografía. Más sobre las hijas del país. Sistema de gobierno femenino. ¿Manda, ú obedece?
Palabra del Dia
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