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El capitán se mostró tal como era, sereno y tranquilo. Llegamos al buque inglés; nos fueron interrogando a todos, y todos contamos, poco más o menos, la misma historia, con los mismos detalles, haciendo lo posible para evitar nuestra responsabilidad. Yo me permití abogar por el capitán y decir que era un hombre caído en desgracia, pero honrado y justo como pocos.

De allí pasaron á las casas de D. Manuel Herrera, del capitan Menacho, y de su cuñado D. Antonio Quiros, á quienes distinguian con iguales honores.

El buen capitán se aficionó tanto al joven marinero, que le dio algunas lecciones de teoría, y un día le nombró segundo de a bordo.

Trabucos, carabinas de chispa, carabinas de pistón, de un cañón, de dos cañones, pistolas de arzón, cachorrillos, sables, puñales, navajas. ¿Sería que el capitán, á pesar de su pregonado amor á la paz y sus instintos bucólicos, guardase allá en los repliegues del corazón grato recuerdo de su vida de guerrero? No por cierto.

Santiago, amigo mío dijo fríamente el capitán ; tengo el derecho de vida y muerte sobre todo hombre de mi tripulación que se me rebele o se niegue a ejecutar mis órdenes. Y diciendo esto, le mostró dos pistolas que había sobre el cabrestante.

En breve reconoció el capitán del navío francés que el del navío sumergidor era Español, y el del navío sumergido un pirata holandés, el mismo que habia robado á Candido. Con el pirata se hundiéron en el mar las inmensas riquezas de que se habia apoderado el infame, y solo se libertó un carnero.

Tal vez lleguemos a la costa de Nueva Guinea antes de que nos alcancen dijo el Capitán . Si el viento no cede, dentro de cuatro horas llegaremos a tierra. Pero perderemos la chalupa dijo Cornelio. Encontraremos quizá algún río, querido sobrino, y remontaremos la corriente. Harán lo mismo los piratas. Pero, escondidos nosotros en los bosques, nos será fácil ahuyentarlos.

Dia 9. A las tres de este recibí aviso del capitan D. Jacinto Lemus, en que me decia haber recibido un correo del capitan de los indios santiagueños, Mateo Delgado, quien le participaba, que por el parage que salieron los enemigos con el robo de Chile, se veian cinco rastros, y que estos habian retrocedido: que aquellos llegaban hasta el parage de los Chacayes, distante de Atuel 6 leguas. Que en este concepto era de parecer me mudase al rio de los Sauces, por estar bueno de pastos. Con este aviso me puse en marcha

A priesa cada cual hace morada, Que de maderos hay gran aparejo, Y teniendo su carga descargada, Por Juan Ortiz se parte Melgarejo. No siento le da pena la tornada, Que aunque es el Capitan ya cano y viejo, A trabajos está tan avezado, Que no se halla bien si está parado.

En vano Melia le hacía signos de que se callase, mostrándole a Kernok dormido; Zeli, que no se atenía más que a la orden que había recibido, repitió con una voz más fuerte: ¡Capitán, todo está dispuesto! ¡Eh!... ¿qué hay?... ¿qué es eso?... dijo Kernok desprendiéndose de los brazos de la joven. Capitán, todo está dispuesto repitió Zeli por tercera vez, con una entonación aún más elevada.