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Actualizado: 2 de noviembre de 2025
Por muy despreocupado que yo fuese, tuteándome y codeándome con camaradas de aldea, en el fondo estaba solo: porque era solo de mi raza, solo de mi rango, y en desacuerdo, por múltiples conceptos, con el porvenir que me esperaba.
El maestro afirmaba, que el mismo general lo había nombrado alférez en los últimos meses de la guerra, por ser más instruído que sus desarrapados camaradas. Así entró Marcos Toledo en el palacio de los Lubimoff. El grave marido de la princesa rió con una alegría juvenil al conocer sus andanzas de emigrado en París.
A los pocos pasos, un gitano joven, bronceado, con las mejillas roídas, oliendo a ropa sucia y a viruelas, quedaba como en éxtasis, con el sombrero pendiente de las dos manos, y rompía a cantar también a «la mare», «maresita der arma», «maresita e Dió», admirado por un grupo de camaradas que aprobaban con la cabeza las bellezas de su «estilo».
Su contrincante le esperaba en la taberna, para beber juntos como buenos camaradas. Y se lo llevaron, rodeándolo respetuosamente, como un testimonio de su gloria, con los mismos honores que una bandera cogida al enemigo. Aresti volvió á la plaza. Comenzaba á obscurecer; la gente se había esparcido por las calles inmediatas, agolpándose á las puertas de las tabernas.
Percances del oficio; rasgones en el traje o en la carne; pero nada de caer para siempre, como habían caído otros camaradas, cuyo recuerdo turbaba sus mejores horas.
Esperaba tranquila la muerte. «Tráeme rosas», decía sonriendo a Gabriel, como si en el último instante de su vida quisiera comulgar con la belleza natural de un mundo afeado y entenebrecido por los hombres. Y el compañero se mantenía de pan seco, impetraba el auxilio de los camaradas menos pobres que él, dormía al raso, para llevarla en la inmediata visita un ramo de flores.
No te ocultaré, tía Liette, que debo encontrar allí muy buenos camaradas... ¿Y si yo te pidiera que me la sacrificases como querías sacrificarme la otra?... No podría rehusártelo, pero lo sentiría mucho más. ¿Por qué? Apenas conoces al señor de Candore. No es solamente por él, pero sus bosques son, según se dice, muy abundantes en caza y a mí me gusta mucho esta diversión.
Echáronle al punto un grillete al pié, y se le lleváron al regimiento, donde le hiciéron volverse á derecha y á izquierda, meter la baqueta, sacar la baqueta, apuntar, hacer fuego, acelerar el paso, y le diéron treinta palos: al otro dia hizo el exercicio algo ménos jual, y no le diéron mas de veinte; al tercero, llevó solamente diez, y le tuviéron sus camaradas por un portento.
Tú eres más joven, pero yo tengo un gran «aquel» para las mujeres. Que lo digan éstos. Y señalaba a los camaradas que ocupaban la mesa. Maltrana se marchó entre agradecido y molesto por las necedades de su tío, y no volvió a verle hasta pasadas dos semanas, acosado por nuevas necesidades. ¡Hola!... Siéntate dijo al verle el Ingeniero, con cierta displicencia.
Me manda el sargento Simón, dijo un arquero acercándoseles apresuradamente, para deciros que el señor barón ha resuelto pasar la noche en el alojamiento del canciller de Chandos y no necesitará vuestros servicios. Simón está en esa taberna con algunos camaradas y dice que si quisierais trincar con nosotros....
Palabra del Dia
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