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Actualizado: 23 de mayo de 2025


La devota doña Elvira se enorgullecía de los títulos nobiliarios del hermano, pero despreciaba al hombre por sus calaveradas, que daban triste celebridad al noble apellido de Torreroel. El señor Fermín, influido por sus antiguos respetos a las jerarquías históricas, admiraba a aquel noble y alegre vividor.

Porque no he sabido poner freno a mi fantasía; porque no he podido cerrar y soldar mi corazón, vaso riquísimo que cuanto más se derrama, más se llena... He querido a muchas mujeres; he hecho mil disparates; he derrochado una fortuna. ¡Desventajas de la constante aspiración a lo infinito, de esta sed, Isidora, que no se satisface nunca! ¿Ves mis calaveradas?

Pero ¿cómo fue, tía? ¿Qué pasó entre mi sobrina y el cadete? Lo que pasa con frecuencia en el mundo y aquí no había ocurrido nunca. Mil veces le sermoneé a tu hermano: «Mira, Esteban, que ese señorito no es para tu hijaMuy simpático, muy vivaracho, llevando el uniforme de la Academia como nadie y capitaneando el grupo más endiablado de cadetes en sus calaveradas por toda la ciudad.

Con frecuencia desaparecían alumnos del Seminario, y los catedráticos contestaban con un guiño malicioso a las preguntas de los curiosos: Están «allá»... con los buenos. No pueden ver con calma lo que ocurre. Cosas de chicos... calaveradas. Y las tales calaveradas les hacían sonreír con paternal satisfacción.

Las primeras escenas representan las calaveradas de Leónido, joven libertino de Palermo, que, al parecer, inclinado á la perversión y como si tal fuera su propósito, demuestra querer apurar la copa del vicio.

Nunca habían existido entre Pierrepont y aquel ejemplar, a quien Pedro encontraba de continuo en el taller de Fabrice, grandes simpatías, por cuya razón ponía Calvat esmeradísimo empeño en poner de relieve, sobre todo delante de Beatriz, a fin de mortificarla, las calaveradas del marqués, adivinando las secretas solidaridades de ésta con un hombre nacido en su misma clase social.

Es en ese departamento, cuya producción vinícola y fabril es muy importante, que se halla el pueblo de Cognac, cuyos licores son tan gratos á los amigos de las fuertes libaciones, y cargan con la responsabilidad de muchas calaveradas. La población de Angulema alcanza apenas a unos 18,000 habitantes.

Las palabras de la joven resultaban, sin saberlo ella, de una ironía cruel. Maltrana siguió riendo de la inocencia de Feli cuando ésta le dijo con un gestecillo hosco: Se acabaron las calaveradas, ¿eh? Sólo me querrás a mi: no harás caso de las señoronas.

Usted sería de los auxiliares, como mi primo Pepe, dijo Aresti; de los que defendían la villa. Goicochea dió un respingo en su asiento, pero en seguida recobró su aspecto plácido y contestó con humilde sonrisa: ¡Quia, no señor! Yo estaba con los otros: era sargento en un tercio vizcaíno y llevaba la contabilidad... Cosas de muchachos, don Luis: calaveradas.

La esposa del millonario se sublevaba cuando oía hablar de las calaveradas de Urquiola, queriendo negarlas y acabando por defenderlas con repentina bondad. ¡Descarríos de la juventud y malos ejemplos de los muchachos que no habían sido educados en Deusto! Pero su fondo era bueno y aquello pasaría. Urquiola estaba reservado para altos destinos, ahora que se mezclaba en las luchas políticas.

Palabra del Dia

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