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Actualizado: 4 de mayo de 2025


» ¡Ah! exclamé yo entonces , ¡si usted se viera en el mío!.. Pero también acepto esas leyes que me son tan desfavorables en esta triste querella. ¿Qué teme usted del mundo en el caso implorado por ?: ¿que caiga sobre Ángel la ignominia de la madre de su mujer?

Villavicencio quiere prenderle a usted; pero no permito que tan buen caballero caiga en manos de la justicia. Ofrecile el brazo y anduvimos despacio. Yo no decía nada. Caballero prosiguió . ¡Oh, cuánto me complazco en dar a usted este nombre! La hermosa palabra rarísima vez tiene aplicación en esta corrompida sociedad. No le contesté.

13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia; ruego que [yo] caiga en la mano del SE

Juan se dejó caer en un sillón junto a la chimenea, y permaneció allí abrumado. El anciano sacerdote lo miraba. ¡Verte tan desgraciado, pobre hijo mío! Que un dolor semejante caiga sobre ti... Es demasiado cruel, demasiado injusto... En este momento llamaron suavemente a la puerta. ¡Ah! no tengas cuidado, Juan... no dejaré entrar.

Aquí entra, en mi sentir, la inexplicable tontería, el idiotismo perverso del Fausto de Göethe, sobre todo en lo más humano y menos simbólico, en la primera parte, en sus amores con Margarita. No digo yo un caballero particular cualquiera, que no haya estudiado libro alguno y que se caiga de tonto, sino el propio Pedro Urdemalas no lo hace peor que Fausto lo hizo.

A la puerta del cuarto se despidió el marqués, deseándole buenas noches y añadiendo con brusca cordialidad: Mañana tendrá usted su equipaje.... Ya irán a Cebre por él.... Ea, descansar, mientras yo echo de casa al abad de Ulloa.... Está un poco.... ¿eh? ¡Dificulto que no se caiga en el camino y no pase la noche al abrigo de un vallado!

«Esos ojos que derraman Amores y poesía Consuelan el alma mia, Mitigan mi cruel dolor. De esos astros de mi cielo Sobre mi frente marchita Caiga una gota bendita, Una lágrima de amorDe su guitarra al compás Esto un poeta cantaba, Y bajo un balcon estaba Del objeto de su amor: Caer sintió sobre su frente Una gota suave y pura, Una gota de ternura, Una lágrima de amor.

En tal caso, hubiéramos sido bien recibidos. ¡Cuánto han debido sufrir esos desgraciados durante diez años de violencia y de rapiña!... ¡Ahora se vengan..., y es de justicia! ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los miserables que separan a los pueblos para oprimirlos!

No es decir que en los demás países no se caiga en ridículo; más para este ridículo hay una risa: aquí no se rien. Y cuidado que no se dejan de reir por hipocresía ó por estudio, sino porque creen de buena fe que el asunto no merece reirse; porque están patrióticamente convencidos de que no puede haber cosa ridícula, siendo cosa francesa.

Entonces pide usted las llaves a las niñas, y abre usted. Ahora, a otro punto. No quiero retribuir el trabajo de usted como a los demás, de una manera eventual, a lo que caiga. Así lo hice con otros; pero con usted será otra cosa. Le estimo a usted, y a su familia, y me complazco en proteger a los jóvenes listos y de porvenir, por lo cual he decidido señalar a usted un sueldo fijo.

Palabra del Dia

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