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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Yo no pertenezco a su gloriosa clase; soy ave de corral tranquila y bien cebada, y no me arrepiento de ello cuando veo a mi antiguo camarada Fernando Salvatierra, el amigote de tu padre, vestido de invierno en el verano, y de verano en invierno, comiendo pan y queso, con una celda reservada en todos las cárceles de la Península y molestado a cada paso por la vigilancia... Muy bonito; los periódicos publican el nombre del héroe, tal vez la historia llegue a hablar de él, pero yo prefiero mi mesa en el escritorio, mi sillón, que me hace pensar en los canónigos reunidos en el coro, y la generosidad de don Pablo, que es espléndido como un príncipe con los que saben llevarle el aire.

Los tiranos de Roma no impedian á los mártires comunicar entre , ya en las cárceles, ya en el instante de caminar ó recibir la muerte; pero aquellos eran emperadores i gentiles, i estos eran jueces del Santo Oficio de la Inquisicion, i teólogos.

Lecciones de este género no son inútiles para las ciudades, y el hábil político que en Buenos Aires ha elevado a sistema estos procedimientos, los ha refinado y hecho producir efectos maravillosos. Por ejemplo, desde 1835 hasta 1840, casi toda la ciudad de Buenos Aires ha pasado por las cárceles.

Que representaba con mucha autoridad, adornado de las insignias correspondientes, el carácter que suponia; que hablaba con entereza, manifestaba tener espíritu y resolucion, con alguna habilidad para desempeñar el mando que obtenia, y que premeditaba atacar á Tupiza, para libertar á los delincuentes que estaban aprisionados en sus cárceles.

Liberal aunque barbero; que yo no soy cualquier vende-humos, sino un ciudadano honrado y liberal como cualquiera. Pero miren á estos realistones: ahora han cambiado de casaca. Después que con sus delaciones tenían las cárceles atarugadas de gente; se agarran á la Constitución, y ya están en campaña como toro en plaza, dando vivas á la libertad. Señor Calleja, usted es un insolente. ¡Servilón!

Francisco de Sosa, General de la Orden de religiosos observantes, Obispo de Canarias y Consejero del Santo Oficio, para que le alcanzara salvoconducto con que presentarse voluntariamente en las cárceles del Tribunal á la defensa de su causa, y con su aquiescencia dirigió memorial al Consejo en 22 de septiembre de 1611.

Es un edificio grandioso, cercado de muchas torres, que ahora muchas de ellas sirven de cárceles para los delincuentes.

Tal fue su desesperación, que hasta pensó en tripular las naves con hombres sacados de las cárceles.

Su autor era llamado Daniel Israel Lopez Laguna, i era judío español, que logró escaparse de las cárceles del bárbaro tribunal llamado del Santo Oficio. ¿Por qué, señor, te encubres á lo lejos á nuestro ruego en horas del quebranto? Piadosos nos alumbren tus reflejos cuando soberbio el malo causa espanto al pobre persiguiéndole en consejos del tribunal que infieles llaman Santo.

Los ministros hicieron entonces presa en el tesorero i asegurando su persona, lo llevaron á las cárceles de la Inquisicion á empellones i cintarazos, donde estuvo metido hasta el sábado 28 de Febrero de 1484.

Palabra del Dia

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