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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Por fin las campanas de San Vicente comienzan a repicar anunciando la salida de los reos, y a ambos lados de la Calle Ancha, los soldados acuestan las alabardas conteniendo con pena al gentío, cuyo forcejeo incesante amenaza romper la doble valla de madera que viene de las cárceles y circunda uno y otro cadalso. La procesión se acerca. Un resplandor de alabardas cruza la Calcetería.
35 las mujeres recibieron sus muertos por resurrección, unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección. 36 Otros experimentaron vituperios, y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles. 38 de los cuales el mundo no era digno; errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Cervantes y sus compañeros esperaban mantenerse ocultos en la cueva hasta que se les presentase nueva ocasión para escaparse; pero un renegado, por nombre el Dorado, que estaba desde el principio en el secreto, lo reveló al rey Hassán, que creía tener derecho á todos los esclavos, y aprovechó ansioso esta coyuntura para llenar con ellos sus cárceles.
10 Entonces les dijo: Se levantarán gentiles contra gentiles, y reino contra reino; 11 y habrá grandes terremotos en cada lugar, y hambres, y pestilencias; y habrá prodigios y grandes señales del cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, siendo llevados a los reyes y a los gobernadores por causa de mi nombre.
La cárcel era un edificio grande, sólido y austero, con un crecido número de balcones y ventanas, cosa que me sorprendió, a pesar de la turbación de ánimo en que me hallaba, pues tenía la idea de que en las cárceles había poca ventilación. Me encerraron en un calabozo circular, sin ventana ninguna: de suerte que me vi sumido en la más completa oscuridad.
Tal fué el célebre maestro frai Alonso Gudiel, religioso tambien agustiniano i gran predicador que pereció dentro de las cárceles del tribunal del Santo Oficio, i cuyo cadáver fué estraido de alli i entregado á los frailes de su órden para que le diesen sepultura; pero no la paz i perpetuo descanso que se suele dar á los difuntos, porque todavía se continuaba su causa i en tanto sus huesos corrian peligro de ser inquietados.
Cuán engañados van todos los que tal cosa aseguran! Fernando V jamás pensó en la unidad religiosa de la monarquía española. Aunque su odio estuvo muchas veces á punto de desencadenarse contra la corte de Roma, siguió encerrado en las cárceles del pecho por espacio de muchos años.
Todo se le representaba según las siniestras relaciones de las cárceles de la Inquisición que había leído en sus libros.
La cárcel era un edificio grande, sólido y austero, con un crecido número de balcones y ventanas, cosa que me sorprendió, a pesar de la turbación de ánimo en que me hallaba, pues tenía la idea de que en las cárceles había poca ventilación. Me encerraron en un calabozo circular, sin ventana ninguna: de suerte que me vi sumido en la más completa oscuridad.
Tan general era la afición al drama naciente, que convirtieron en teatro una mazmorra obscura de esclavos; tanto habían penetrado las comedias de Lope de Rueda en el corazón del pueblo, que, separados de su país largos años, sabían recitar sus trozos más bellos . Otra relación hubo también entre las cárceles de Argel y el teatro español.
Palabra del Dia
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