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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Nada de joyas, ni siquiera un brazalete; pero, en cambio, sus movimientos, ademanes y posturas estaban impregnados de aristocrática gentileza. Don Juan enderezó hacia ella los gemelos, y viéndola tan hermosa creyó no haberla poseído nunca. No parecía muchacha plebeya elegantizada de repente, sino hija de grandes, hecha desde niña a todos los refinamientos del lujo.
Me durará un día o dos hasta que me consigas dinero. Ella vaciló, dando a conocer que no estaba dispuesta a acceder a semejante petición, y más especialmente cuando el brazalete era el regalo último que le había hecho su padre.
Es su brazalete le dijo en débil voz ; el brazalete que me envió usted de Londres cuando mi casamiento... Entréguelo de mi parte a su prometida... ¡Quiero que mi sacrificio sea completo! Pierrepont intentó darle las gracias, pero su voz se ahogó en su garganta; puso la mano en la mano que ella le tendía. ¡Adiós! ¡Adiós! respondió.
Una aljorca ó brazalete hecho de la medula del Manatí, que componía parte de nuestro hallazgo, nos dió el último dato para robustecer la creencia de hallarnos ante restos malayos. Dicho brazalete constituía entre aquellas razas un alto signo de distinción que solo podía usar el guerrero que daba cima á una acción heróica.
Aunque no fuese más que un sencillo aro de oro, este pormenor era lo que más llamaba la atención de sus conciudadanos. En cuanto se hablaba de Manuel Antonio salía el dichoso brazalete a relucir; como si no hubiese nada en su interesante figura más digno de excitar la curiosidad.
La tapada puso su pequeña mano sobre la boca del joven, y éste, aprovechando la ocasión, la retuvo, la besó; la dama dió un ligero grito, y desasió con fuerza su brazo de la mano del joven; en ésta quedó un brazalete, que el joven guardó rápidamente, y aprovechando el haberse descompuesto el manto de la dama, la miró: ¡Ah! exclamó con desesperación.
Toda su ambición se reducía a divertirse y agradar sin exceso, como el ave que vuela sin saberlo y canta sin esfuerzo. Aquella noche, había vuelto de paseo, cansada y algo indispuesta: se había quitado el vestido y puéstose una sencilla blusa de muselina blanca. Sus brazos blancos y redondos asomaban por los encajes de sus mangas perdidas: se había olvidado de quitarse un brazalete y las sortijas.
El aro es de una sola pieza, y el introducirlo en la muñeca constituía muchas veces una dolorosa operación. El expresado brazalete, una vez ajustado, no podía sacarse, y el que había logrado tal distinción, lo llevaba á la tumba.
En efecto dijo el platero , este brazalete es una de las alhajas del aderezo completo que hice para el casamiento de la señora duquesa de Gandía. Pues devolved estos dos brazaletes á la duquesa dijo Jerónimo, que comprendió que era el mejor medio de escapar, y dejando las dos joyas, salió de la tienda y se perdió. El platero llevó al momento las joyas á la duquesa.
No creas que tengo el ánimo de permitir que me engañes esta vez; por lo tanto, dame el brazalete como primer pago, y no hablemos más. Y le tiró un manotón al brazo, que ella evitó, haciendo un rápido movimiento. No acepto exclamó con una repentina y feroz determinación. ¡Ahora te conozco!
Palabra del Dia
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