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Actualizado: 15 de julio de 2025
Hay una maquinación infernal en el movimiento de esta noche. Yo lo sé ... he venido á prevenirles á ustedes y á impedir este atentado. Se internaron los tres, dirigiéndose á la huerta, donde los demás esperaban. Señores, ¿qué hacemos? dijo Bozmediano. El motín de esta noche se dirige á nosotros. Han amotinado al pueblo para cometer, en nombre de la libertad, un horrendo crimen.
¡Ah! contestó el otro, riendo como un diablillo. ¿Que no se maman el dedo? Ya verá usted lo que va á salir de aquí. Usted, Bozmediano, arrímese á buen árbol.... Mire que se lo aconseja quien sabe lo que son estas cosas.... Pero volvamos al otro asunto. En lo concerniente á Clarita, voy á darle á usted un dato muy importante. A ver. Este Elías tenía un sobrino en Ateca.
Pero la pobre muchacha está seguramente pasando las mayores amarguras, y tendrá el corazón tamañito al ver lo que le pasa á su pobre amigo. Bozmediano permaneció meditabundo algunos instantes. Después dijo con mucha calma: Ya sé lo que tengo que hacer. ¿Qué va usted á hacer? Todo lo posible para que pongan en libertad á ese joven. Estoy seguro de que lo conseguiré.
Lo que más me complace continuó Pinilla es que cae también el joven Bozmediano, que también se ha metido á político, educado por su padre. ¡Bozmediano! Sí; es un hombre tan odioso para mi, que me parece que si no le veo ensartado me muero de un berrinche. ¿Y qué le ha hecho á usted? Ahí tuvimos una pendencia en Lorencini. Reñimos. Fué por un discurso mío; es cuento largo.
En ningún apunte de los que el autor ha tenido á la vista para su trabajo consta el día en que se casaron; pero está probado que no esperaron mucho tiempo, y que tuvieron venturosa sucesión. De esto son pruebas evidentes varios mocetones que, años adelante, vieron Bozmediano y el autor en un viaje que hicieron á un lugar de Aragón para asuntos que no vienen al caso.
Al amo picóle la curiosidad, y quiso saber las señas; dióselas el portero con mucha exactitud, y sospechando Bozmediano que podía ser Lázaro, advirtió al doméstico que si volvía estando él allí, le introdujera inmediatamente. Claudio sospechaba á qué podía venir el joven, y lejos de rehuir la visita, la deseaba.
Hablaron al salir, y le pareció que Bozmediano era bueno y honrado, dispuesto á la amistad y á las buenas acciones.
Y, sobre todo, aunque no le vean ... Yo no quiero que esté usted más tiempo aquí; no le quiero ver. Clara estaba tan consternada y era tan resuelta su actitud, que Bozmediano empezó á dudar del éxito de su aventura, y estuvo un rato indeciso. Clara prosiguió sentándose con familiaridad, tu no me conoces. No sabes de lo que yo soy capaz.
El ardid amoroso que pensaba emplear Bozmediano era cosa muy común á principios del presente siglo, en que se conservaba aún la rigidez de los principios domésticos que habían hecho en tiempos anteriores una fortaleza de cada hogar.
Con paciencia y trabajo fué alimentando la exigua propiedad de sus mayores, y llegó á ser hombre de posición desahogada. Así me lo ha contado Bozmediano, de quien recibí también noticias muy interesantes de los demás personajes de esta historia.
Palabra del Dia
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