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Actualizado: 22 de junio de 2025
Y a nuestro Astrólogo no le habían dado sepultura, sobre las barajas de un testamento que había hecho unos días antes y descubrieron en un escritorio unos deudos suyos, y estaba la justicia poniendo en razón esta litispendencia. Camarada le respondió el Estudiante , acordéme de la calle Mayor de Madrid y de su insigne paseo a estas horas, hasta dar en el Prado.
Levantado el terreno y nivelado, formadas ocho hileras de árboles hasta el prado de Belén, y construídos cómodos asientos y bellas fuentes de mármol, el conde de Barajas puso á la entrada del paseo dos magníficas columnas de granito gris, que medían 8'90 metros y uno de diámetro, las cuales es opinión general que debían pertenecer á algún templo que tuvo Sevilla en tiempo de los romanos.
Paréceme que te fastidio dijo Rafael, después de algunos minutos de silencio, viendo bostezar a su prima. ¿Hasta ahora no lo habías echado de ver? respondió Rita. Esto es que deseas que me vaya. Ya se ve, ¡como Luis Barajas es tan celoso! ¡Celoso de ti! respondió su prima, lanzando una de sus carcajadas repentinas : tan celoso está de ti como del inglés gordo.
No seré yo, que me he rescatado dijo el Cojuelo , si no es que me llaman a pregones del infierno por el quebrantamiento de la redoma; pero aquél es un garitero que ha dado esta noche ciento y cincuenta barajas, y se ha endiablado de cólera porque no le han pagado ninguna y se van los actores y los reos con las costas en el cuerpo, tras una pendencia de barato sobre uno que juzgó mal una suerte, y los mete en paz aquella música que dan a cuatro voces en esotra calle unos criados de un señor a una mujer de un sastre que ha jurado que los ha de coser a puñaladas .
Era la última partida: al día siguiente iban a separarse. Y jugaban olvidados de todo, sin saber con certeza si el buque estaba inmóvil o había reanudado su marcha. Un gran retrato de Goethe adornaba el testero del salón. Presidía el poeta con su olímpica sonrisa el manejo de las barajas y el continuo beber de una parte del rebaño trasatlántico acorralado en el buque de su nombre.
Hijo de éste fué Rodrigo, que casó hacia el año de 1540 con Doña Leonor de Cortinas, dama noble de Barajas, presumiéndose con ciertos visos de verosimilitud que era parienta de Doña Isabel de Urbina, primera mujer de Lope de Vega; coincidencia, en verdad, no poco curiosa, porque indica que además del lazo común de su merecida fama, había entre estos dos poetas otros de parentesco.
Doña Rita salió de la sala disparando este último y envenenado flechazo, y dio un fuerte golpe a la puerta para hacerlo aún más profundo. El cura se quedó solo, desahogando su enojo con un sin fin de ¡porras! y ¡barajas! proferidas en el tono más cavernoso que halló en las concavidades de sus registros vocales.
Palabra del Dia
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