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Actualizado: 26 de octubre de 2025
Pero no todas las feas «planchan». No pocas de ellas se ven tan atendidas y solicitadas en los bailes como las más lindas. Una fea se defiende de la «plancha» con dos recursos: bailando bien y teniendo ingenio y espiritualidad. El bailar bien, con gracia y soltura, es ya una forma de belleza física.
El coche marchaba por una serie de calles estrechísimas, bailando muy más de la cuenta para mis huesos; pero como yo venía dispuesto a admirarme de todo y hallarlo de perlas, lejos de quejarme, sacaba a menudo la cabeza por la ventanilla y echando una ojeada a las casas de pobre apariencia que íbamos pasando, me dejaba caer otra vez sobre el asiento, exclamando lleno de gozo: «¡Oh, qué árabe, qué árabe es todo esto!»
Es tal la resistencía habitual ó el teson con que esa gente se entrega al "currulao" que algunas veces duran hasta dos horas tocando ó bailando, sin descansar un minuto. Aquella danza es una singular paradoxa: es la inmovilidad en el movimiento.
Ha ayudado como le ha placido y convenido a los enemigos de Francia y España, reinando en la mar como en la isla, cortando cuantas cabezas le podían dar estorbo, y la de otra reina entre ellas, paseando con sus navíos el mundo a la redonda y bailando y danzando como si no hubiera tenido que hacer.
Mujeres célebres acababan bailando desnudas sobre la mesa á las primeras luces del alba, para no desairar al anfitrión. A veces se cortaban estas fiestas con una disputa de borrachos, mezclándose el vino y la sangre. El coronel había visto al final de una de estas escenas un duelo á pistola entre dos convidados, en el jardín del palacio, cuando empezaba á amanecer. Un muerto.
Esotro que está en esotro de más arriba con un halcón en la mano, es un caballero que, habiendo heredado mucho de sus padres, lo gastó todo en la cetrería y no le ha quedado más que aquel halcón en la mano, que se las come de hambre. Allí está un criado de un señor que, teniendo qué comer, se puso a servir. Allí está un bailarín que se ha quedado sin son, bailando en seco.
Habían dado los primeros pasos hacía la gloria bailando el cake-walk en los salones, hace muchos años, ¡muchos! cinco ó seis cuando menos, en la época remota que la humanidad gustaba aún de tales vejeces. Después apadrinaron la «danza del oso», el tango, la machicha y la furlana. Su inconsciente regocijo, al ir más allá de los límites permitidos, escandalizaba á las señoras viejas.
¿No le hará a usted daño este ruido? No... Me aburría mucho en la cama... Además, no quería privar a las chicas del único recreo que hoy por hoy tienen en Lancia. Muchas gracias, Amalia exclamó una jovencita que venía bailando y oyó las últimas palabras de la dama.
Le oí decir claramente: No seáis locas... que va a venir. Presentación, la más pequeña de las dos hermanas, estaba en medio de la pieza. ¿Creerán ustedes que rezando, cosiendo u ocupada en algún otro grave menester? Nada de eso, pues no estaba sino bailando, sí, señores, bailando. ¡Y qué zorongo, qué zapateado tan hechicero!
Y allí también estaba Perla, bailando alegremente á orillas del arroyuelo, ahora que aquel extraño intruso se había ido, y la dejaba ocupar su antiguo puesto al lado de su madre. No: el ministro no se había quedado dormido, ni había soñado.
Palabra del Dia
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