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Bien quisiera la Tribuna salir, librarse de la sensación lancinante que le producía tal vista; pero la gente que la rodeaba por todas partes, como las sardinas a las sardinas en la banasta, no le consentía moverse mientras el telón no se bajase.

Clementina había echado los cierres de las ventanillas para no ser vista de algún conocido; pero en cuanto salieron de la Puerta de Alcalá pidió Raimundo que los bajase; por cierto con tan poca oportunidad, que en aquel momento cruzó a su lado una carretela abierta donde iban Pepe Castro y Esperancita Calderón, recién casados.

Ya comprendo esto; pero entonces bajaremos la perpendicular en aquel triángulo solo, y V. me habla como si se la bajase en todos. El triángulo se construiria para un ejemplo; y lo que con él hiciésemos, claro es que podríamos hacerlo con todos. ¿Con todos? señor; ¿pues no concibe V. que en todo triángulo rectángulo se puede bajar una perpendicular del ángulo recto á la hipotenusa?

Acababa de pedir prestadas a su padrastro unas cuantas piezas de cobre, aprovechando la confianza que inspiraba al albañil por haber satisfecho todos sus atrasos en la parte que le correspondía del alquiler de la casa. Acariciaba aquella tarde la esperanza de merendar en casa del Mosco, ya que tenía la certeza de no cenar cuando bajase por la noche a Madrid.

Debía ir al cuarto de doña Sol y rogarla que no bajase. El bandido se marcharía seguramente después del almuerzo. ¿Para qué dejarse ver de este triste personaje?... Desapareció el banderillero, y el Plumitas, viendo al maestro apartado de la conversación, se dirigió a él, preguntando con interés por las corridas que aún le quedaban en el año.

Estaba la bellísima Zoraida aguardándonos a una ventana, y, así como sintió gente, preguntó con voz baja si éramos nizarani, como si dijera o preguntara si éramos cristianos. Yo le respondí que , y que bajase.

Después imaginó que acaso entre sus amigos, particularmente entre los periodistas, hubiese alguno que le conociera y por el cual le podía enviar un recado de atención. Lo desechó como peligroso. Hasta se le pasó por la cabeza hacerle seña para que bajase y darle una explicación de palabra; pero tampoco osó hacerlo. Era demasiado humillante.

Lope se presentó al obscurecer, disfrazado de andrajoso mendigo, á la puerta de su amada; una criada fiel salió de la casa para darle una limosna, y en el pan que le entregó estaba oculta una carta de Dorotea; después se recostó bajo de sus ventanas, y fingió dormir, dando tiempo para que ella bajase á la reja sin ser sentida y entablasen ambos amoroso diálogo.

Otras veces tomaba un cuchillo y le decía que iba a morir, le ordenaba que se bajase la camisa para degollarla mejor. Esto último no producía tanto efecto como pensaba. Josefina inconscientemente apetecía la muerte, que la libertaría de tanto martirio.

La gente clerical volvía sus miradas a don Carlos, que comenzaba la guerra en las provincias del Norte. El rey de las montañas vascongadas pondría remedio a todo cuando bajase a las llanuras de Castilla. Pero transcurrían los años, venía y se iba don Amadeo, ¡hasta se proclamaba la República! y la causa de Dios no adelantaba gran cosa. El cielo estaba sordo.