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Actualizado: 11 de junio de 2025
Nada finito, nada perecedero puede bastar a la necesidad de amar que me atormenta. Es preciso que yo relaje, ya lo ves tú, que yo rompa todos los lazos que me atan a los afectos de un día, para situarme en este camino seguro del cual mi vida es la fatigosa preparación.
No sé dije, violentándome para hablar, si debo sentir alegría o inquietud. ¿Por qué inquietud? preguntó bruscamente. Y vi pasar por sus ojos un vago fulgor de angustia. Marta se atormenta a sí misma. Me dirigió de pronto una mirada de inteligencia, una mirada que decía: «¿Tú también lo sabes ya?» Luego levantó el puño desperezándose y exhaló un suspiro.
Proporcióneme maestros, y verá si me falta celo; verá si aprovecho sus lecciones... trabajaré tanto de día como de noche. ¿También de noche? Más vale emplearla en estudiar que en no dormir. ¡Dios mío! ¿Y por qué no duerme usted? ¿Por qué? dijo Judit ruborizándose; porque hay una idea que me atormenta constantemente. ¿Qué idea es esa?
No me atormenta la mala pasión de la envidia, pero, sin envidiar, reconozco y deploro que éxito tan grande de librería como va teniendo en nuestra nación la novela Quo vadis? del autor polaco Sienkiewicz, no le ha tenido ningún novelista español, aunque entren en cuenta las Pequeñeces del Padre Luis Coloma.
El mar decía Guyau, que escribió sus más bellas páginas al borde de este mismo Mediterráneo , el mar vive, se agita, se atormenta perdurablemente sin objeto. Nosotros también piensa Azorín vivimos, nos movemos, nos angustiamos, y tampoco tenemos finalidad alguna. Un poco de espuma deshecha por el viento es el resultado del batir y rebatir del oleaje dice Guyau.
Y bien; cásate con Herminia, y si la señorita Guichard te atormenta, coges á tu mujer del brazo y te la llevas. Tú serás siempre independiente. Así pues si Herminia te ama.... Me amará. ¡Debe amarte ya! Pero la señorita Guichard estará, de seguro, furiosa por no haberte visto desde hace dos semanas.
Yo sé que ese dolor que atormenta al poeta no tiene cura: como á todos los grandes, la sed que atormenta á Edmundo Rostand, es sed de Infinito...
La Historia imparcial espera todavía datos y revelaciones para señalar con su dedo al instigador de los asesinos. No se sabe bien por qué es que quiere gobernar. Una sola cosa ha podido averiguarse, y es que está poseído de una furia que lo atormenta: ¡quiere gobernar!
¿Qué motiva la creciente tristeza de Hasay? ¿Por qué todas las tardes, cuando el sublime artista combina en los cielos sus más divinas tintas, va al puente cual si fuera empujada por una invisible fuerza? ¿Por qué contempla con la inmovilidad de la estatua del dolor, el profundo abismo? ¿Por qué cuidadosamente limpia de gramas una frondosa planta de suspiros que crece á la orilla del río? ¿Qué maléfico genio atormenta su corazón? ¿Qué sueño la adormece? ¿Qué fantasma la despierta?
Quiero de la brisa el blando murmurio en campos y valles plácido escuchar, y de la sibila el feliz augurio de glorias y triunfos de mi patrio lar. Quiero luz, colores, vida, miel, aroma, pues tengo en mi pecho una eterna sed que mi alma atormenta cual una carcoma y de las tristezas me pone a merced.
Palabra del Dia
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