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Actualizado: 27 de junio de 2025


Me parecieron una profanación aquellos arrequives en tal cuerpo que no había sido formado para tener por fondos los artificios convencionales de la ciudad, sino los inmutables y grandiosos escenarios de la Naturaleza.

Le bastaba contemplar por breves minutos un rebaño de miles de reses para saber su número con exactitud. Galopaba con aire indiferente en torno del inmenso grupo cornudo y pataleante, y de pronto hacía apartar varios animales. Había descubierto que estaban enfermos. Con un comprador como Madariaga, las marrullerías y artificios de los vendedores resultaban inútiles.

Usted ha sido presentado a todas ellas, y le encuentran muy simpático. ¿No quiere?... Sin duda está usted ofendido por lo que le dije, de que las niñas le encontraban «muy buen mozo, pero algo viejón»... No haga usted caso. Es una consecuencia de la mentalidad simple de estos pueblos que aún viven cerca del tronco primitivo, o sea de la Naturaleza sin artificios ni refinamientos.

Porque yo tengo la costumbre de dar forma literaria al pensamiento, usted encuentra probablemente en mis palabras la exageración del artista. ¿No ha sospechado usted ya que he recurrido a los artificios del arte para expresarle mis sentimientos? Era verdad. Por más que Ferpierre se inclinara a compadecerse sinceramente del dolor de Vérod, desconfiaba de él.

Sus ojos, ni chicos ni grandes, ni eran feos, pero dominantes y escudriñadores más de lo que a su edad y doncellez convenía; su sonrisa, entre reservada y cándida, demasiado permanente en los labios, para que no tuviese visos de fingida y afectada; su talle, modelado por el corsé, sería pobre de formas si hábiles artificios del traje, como un volante sobre los hombros, o en la cadera, no reforzasen sus diámetros.

Doña Flora de Cisniega era una vieja que se empeñaba en permanecer joven: tenía más de cincuenta años; pero ponía en práctica todos los artificios imaginables para engañar al mundo, aparentando la mitad de aquella cifra aterradora. Decir cuánto inventaba la ciencia y el arte en armónico consorcio para conseguir tal objeto, no es empresa que corresponde a mis escasas fuerzas.

Aquí es de advertir, que hay algunos que con mala fe atribuyen en las disputas á su contrario ciertas cosas, que este ni las ha imaginado; y otras veces le atribuyen ciertas proposiciones, que piensan deducirse de la doctrina que el contrario enseña, aunque en la realidad este las niega, y no ha tenido él ánimo jamas de admitirlas; y esto lo hacen para triunfar del enemigo entre la gente ruda, que no alcanza estos artificios.

Esta ama también á Don Diego, y emplea todos sus artificios para apartarlo de su afición á Isabel.

Palabra del Dia

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