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Actualizado: 19 de noviembre de 2025
Contentóse con arrojar á la tertulia una profunda mirada de desprecio, y tomando el sombrero salió de la trastienda y de la tienda sin percatarse de la sorpresa de los circunstantes. Una vez en la calle detuvo el paso, y volviendo la vista atrás murmuró: Al fin no pudo desmentir su casta... ¡Su casta de villanos! añadió con acento más colérico. Su cólera cedió, no obstante, muy pronto.
No hay medio más eficaz de suavizar nuestros dolores, de aplacar nuestra cólera y arrojar el veneno de las pasiones que verlas reflejadas en el espejo de una obra de arte. Ninguna otra recompensa espero. Estoy plenamente satisfecho.
La zozobra de éste y las tinieblas servían de auxiliares a un nuevo delito. Las sombras vivientes llegaron al pie del parapeto del río. Fortunato, con su fúnebre carga sobre los hombros, subió el tramo de adobes y se inclinó para arrojar el cadáver. ¡Horror!... El muerto arrastró en su caída al vivo.
El viaje no debió de ser enteramente feliz, pues Mascareñas refiriéndose a una de las galeras de la flota, dice que padeció seria tormenta en el golfo de León, siendo preciso arrojar al agua la artillería, y que otra entró en Génova cuando todos la creían perdida.
Por esto no se han de arrojar facilmente los Literatos á formar difiniciones, sin que antes tengan bien conocidas las cosas, que quieren difinir, por descripciones exâctas y bien seguras.
El padre Aliaga no quiso comprometer á doña Clara Soldevilla, arrojar sobre su cabeza el odio del bufón, y contestó: Por las inteligencias con un hombre, en el cual, según me he informado, está puesto y siempre vigilante el ojo del Santo Oficio: con un tal Gabriel Cornejo... ¡Con ese miserable! exclamó el bufón ; ¿tienes tú conocimiento con ese miserable, Dorotea?
Saciado el deseo, sabría arrojar bien lejos el vaso, antes de llegar a las hondarras.
No di cuenta a Matildita de aquella entrevista, y eso que me aguardaba con gran afán para saber su resultado. Le dije que me había sido imposible ver al cura. Sin embargo, la turbación, que no pude arrojar de mí en todo el día, debió de hacerle concebir algunas sospechas. Presumo que las comunicó al comandante Villa, con quien en pocos días había yo intimado mucho.
Mi mujer echó la que iba dirigida á la hermana, y yo la que iba dirigida al padre del chico, como si creyéramos que podia ejercer alguna influencia la electricidad particular de cada sexo. Al arrojar las cartas por el buzon, mi mujer y yo exclamamos al mismo tiempo: ¡Dios las lleve por buen, camino!
La enfermedad alteró el carácter de Pilar, y se hizo caprichosa, díscola y regañona; tenía antojos estrafalarios, como el que se le ocurrió un día, de hacerse llevar por el patio en un carro de mano, que servía de distracción a Jacintito, el niño de Gregoria, tirando de él su marido, a guisa de caballo; y accesos de mal humor tan violentos, que llegó, una vez, a arrojar por la ventana una taza de manzanilla, porque tenía demasiado azúcar.
Palabra del Dia
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