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Actualizado: 5 de junio de 2025


El Señor celestial, dueño de una viña, amada por él sobre todas las cosas, la da en arrendamiento á los sacerdotes y al pueblo hebráico; nombra guardas al Amor á Dios y al Prójimo, y les recomienda la más exquisita vigilancia.

En pocos años Germán logró hacerse dueño de las dos fincas comprándoselas a su tío; tomó en arrendamiento otra magnífica y al cabo se hizo también dueño de ella. Viajó por la América del Sur y por los Estados Unidos. A los treinta y cinco años Germán era un hombre rico, mucho más rico de lo que se le suponía en Escorial, aunque se le suponía bastante.

Y si no, ahí tienes a tu abuela, que piensa todo el año en la sábana. ¿Para qué la querrá, una mujer que todo el mundo sabe que es rica? ¡Las hembras, Isidro, mala gente!... Tu abuela me ha visto en varios apuros: tuve que pagar el arrendamiento de las tierras que cultivo ahí enfrente, porque ya sabes que yo soy agricultor antes que trapero.

Luego de enterrada su amiga, Valeria se marchó a Galicia con los niños, aposentándose en la casa de Rivaria. Su primer cuidado, después de arregladas las cosas necesarias a la vida, fue observar la índole y carácter de los colonos, marido y mujer, de quienes Susana había dicho que nunca pagaban el arrendamiento. Afortunadamente, él, como buen gallego, era muy listo, y ella se pasaba de buena.

El escribano era un zoquete, que había heredado la escribanía de su padre, y que sin las luces y la colaboración de don Paco apenas se atrevía a redactar ni testamento, ni contrato matrimonial, de arrendamiento o de compraventa, ni escritura de particiones.

En no podría poner la voluntad sino para casarse conmigo. ¿Y qué puedo yo llevarle? Mis bienes, cuidados por , estando yo aquí sobre ellos, producen 20.000 rs. el año que más: si me fuese de aquí, no me producirían 10.000 rs., o administrados o en arrendamiento. Mi boda con D. Jaime sería como grillos con que él ataría sus pies; sería para él una carga muy pesada.

Tan inaudito resultaba esto para el pobre tío Barret, que sonrió con incredulidad. Eso podría ser para los tramposos, para los que no han pagado nunca; pero él, que siempre había cumplido, que nació allí mismo, que sólo debía un año de arrendamiento... ¡quiá! ¡Ni que viviera uno entre salvajes, sin caridad ni religión!

Las vecinas de los inmediatos huertos protestaban. Estaba matando a la chica; cada vez tosía más. Pero el viejo contestaba siempre lo mismo. Había que trabajar mucho; el amo no atendía razones en San Juan y en Navidad, cuando correspondía entregarle las pagas del arrendamiento.

De que el sujeto ése vende vino y tabaco; razón por la que no hay un vecino que no le deba algo; como no le hay del Mayorazgo que no se lo deba a éste por razón de arrendamiento o de préstamos..., o de otra cosa peor. Así se ejercen en los pueblos las grandes influencias, y con ese criterio se hacen siempre las elecciones, como usted irá viendo poco a poco. Pero vamos al caso.

No, Barret, aquello no podía continuar. No lo consentiría; era asunto de buen corazón. Y como le habían hecho proposiciones de nuevo arrendamiento, avisaba á Barret para que dejase los campos cuanto antes. Lo sentía mucho, pero él también era pobre.... ¡Ah! Y por esto mismo le recordaba que habría que hacer efectivo el préstamo para la compra del rocín, cantidad que con los réditos ascendía á....

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