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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Las procesiones y fiestas religiosas de entonces recordaban, por su magnificencia y lujo, los tiempos del conde de Lemos. Los portales, con sus ochenta y cinco arcos, cuya fábrica se hizo con gasto de veinticinco mil pesos, el Cabildo y la galería de palacio fueron obras de esa época.
Mi objeto es que, en defecto de los altos puestos y dignidades de que injustamente nos han despojado, nuestra casa sea notable, al menos, por sus grandes riquezas, y yo consentía en tu unión con la sobrina del duque de Arcos con la condición de que su hermana Juanita no se casaría y le dejaría toda su fortuna.
Empezó este año con tan fuertes temporales y lluvias tan copiosas, que el Guadalquivir salió de madre, llegó casi á cerrar los arcos del puente, cubrió los molinos, y en varias calles de la ciudad anduvieron barcos para socorrer á los vecinos.
Subían los haces de columnas con rígida sencillez, marcando el arranque de los arcos con capiteles simples, en los cuales el cardo gótico aún no tiene la exuberante frondosidad del período florido.
Es que usted es navarra y con sal y yo quiero probar de esa sal replicó Martín. Pues tenga usted cuidado no le haga daño. ¿Quién lleva usted en el coche? Unas viejas. ¿Volverá usted por aquí? En cuanto pueda. Pues, adiós. Adiós, hermosa. Oiga usted. Si le preguntan por donde hemos ido diga usted que nos hemos quedado aquí. Bueno, así lo haré. El coche pasó por delante de Los Arcos.
Franqueadas las siempre pequeñas puertas de ingreso, que más bien llamaríamos postigos, y el zaguán de dimensiones proporcionadas con el resto de la vivienda, penetramos en el patio, constituido por galerías altas y bajas con arcos inscritos en sendo arrabaes, bien de ojiva tumida ó de medio punto peraltados, que volteaban, ora sobre pilares de ladrillo agramilado ó de planta exagonal ú octogonal ora sobre fustes de mármoles de distintos diámetros, y á veces, hasta de desigual altura; diferencia que se salvaba, enterrando los fustes hasta dejarlos al nivel del piso, pues, importaba poco á los constructores que tuviesen ó no basas, así como que los capiteles correspondiesen á un mismo orden ó estilo, porque aprovechaban todo material que se les ofrecía sin el menor escrúpulo.
Carne pedirán y no palabras. Ved en seguida a los pueblos palmotear, hacer versos, levantar arcos, poner inscripciones. ¡Maravilloso don de la palabra! ¡Fácil felicidad!
»¡Por nuestro huésped el duque de Arcos! agregó otro. »¡Por los jabalíes de estos dominios! dijo la voz ronca que había oído antes en el salón.
Circunspecta por carácter y posición, no hablaba nunca más que para responder con breve urbanidad a las preguntas que se le dirigían, y obedecía, si no con paciencia, al menos con calma imperturbable las con frecuencia mortificantes órdenes y tiránicos caprichos de la baronesa: un imperceptible vertical pliegue entre los dos arcos de sus cejas, que se acentuaba algunas veces bruscamente, podía sólo dar testimonio de la secreta repugnancia que le causaba su casi servil situación.
Las tejas de este pabellon eran de plata y oro alternadas. Ocupaba el centro del mágico recinto un estanque de pórfido, lleno de purísimo azogue, que limitaba una arquería poligonal de ocho arcos de herradura de ébano y marfil, incrustados de oro y piedras preciosas, sobre columnas de mármol pulido y cristal.
Palabra del Dia
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