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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Pensaba en la caterva de pequeños encerrada en el establo, que iba á quedar privada, por su culpa, de tan generoso reparto. Al fin murmuró, aproximándose á Adán: Voy á enseñar los otros al Señor. Ya es tarde objetó el marido . Sería pedirle demasiadas cosas, y el Señor puede enfadarse.

Como llegan tardía y débilmente al oído los ecos de la tormenta lejana que va aproximándose por instantes, sintió Lázaro ir llegando a su alma vagos presentimientos de dudas y temores, misteriosos anuncios de un porvenir preñado de lágrimas e insomnios.

Pasó por delante del Conde, a quien saludó fríamente, y aproximándose a para despedirse, tomó mi mano, que llevó respetuosamente a sus labios. Yo le dije en voz baja: »Esta noche a las doce. »¡A las doce! repitió estrechando mi mano y dirigiéndome una mirada llena de reconocimiento y de ternura.

El joven marqués, desde un diván donde yacía solitario, contemplaba sin pestañear en extática adoración a su ex querida. Ven acá, Manolito; acércate un poco, hombre le dijo León. ¿Para qué? preguntó el marqués aproximándose con semblante avergonzado. Para que charlemos un poco.... Y para que estés cerca de lo que más quieres.... Haces bien en estar enamorado de esta barbiana. Todo se lo merece.

Nada hay aquí de artificial ni de impuesto como en un regimiento de soldados con sus movimientos mecánicos y sus uniformes, sino lo pintoresco, el encanto poético, la libertad de actitud y de vida como en una multitud de hombres de todos los países, aproximándose por afinidad cada cual á los suyos.

Oyó risas, cuchicheos, jarana alegre, impropia del lugar y la ocasión. Se volvió y se incorporó confuso. Tenía delante una pareja hechicera, iluminada por el sol que ya ascendía aproximándose a la mitad del cielo.

Aproximándose la hora del desayuno, dispusímonos á volver á casa, mas antes quiso mi tío darse una vuelta por la iglesia, por si sus hijas habían vestido ya al santo.

Después de enjugarlas cuidadosamente, volví de nuevo el rostro hacia los transeúntes, buscando distracción a mi tristeza. Apenas lo había hecho, enfilando la vista por el puente en dirección a la ciudad, veo a lo lejos una colosal nariz que se oculta detrás de la gente, y vuelve a ocultarse, y vuelve a aparecer, aproximándose siempre. Aquella nariz no podía pertenecer, lógicamente, a otro que a Eduardito.

¡Consejos!... que no se cumplen le interrumpió a Lorenzo don Casiano, agregando: y, ¿qué van a tomar los señores?... ¿Querrán leche recién ordeñada?... ¿o un matecito?... Usted estaba «mateando», don Casiano le dijo Melchor. Seguiremos... si ustedes gustan contestó levantándose y aproximándose a una ventana, en la que, alzando la voz, dijo: Pampita, trae mate, hijita.

Era igual a muchos individuos de sus familias que venían a sermonearles en presencia de los camaradas, poniéndoles en ridículo, cual si no fuesen ya unos hombres. A ver si hay formalidad dijo el empleado aproximándose al oír las risas . Al primero que venga con chirigotas le suelto un capón. Amenazaba como un maestro de escuela, con los nudillos de su mano.

Palabra del Dia

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