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Actualizado: 18 de mayo de 2025


El mayor, más avispado, se apellidaba Pistola, y trataba despóticamente á su compañero, largándole hipócritas patadas y coscorrones en pleno comedor cuando el coronel estaba de espaldas. Atilio, por la atracción del consonante, había apodado Estola al compañero de Pistola, y todos en la casa aceptaban el nombre, hasta el propio interesado.

Fue un veterano malhumorado y pronto a reñir entre la bohemia juvenil de capa y espada que llegaba de la Península soñando con la conquista de tesoros y reinos. Se organizaban nuevas expediciones. Pizarro poníase a sueldo de diversos capitanes. Por las calles de Santo Domingo paseaba su garbo otro extremeño, enamoradizo, espadachín y algo letrado, que se apellidaba Cortés.

Los generales llamaban en España a sus gentes «señores soldados». El duque de Alba, acostumbrado a tratar con fiereza a reyes y papas, apellidaba a los guerreros de sus tercios «Muy altos y poderosos hijos», ponderando «el gran amor y afición que les tenía».

Si los primeros cristianos evitaban con el mayor cuidado cuanto tenía algún roce con el paganismo; si condenaban las obras artísticas y poéticas de la antigüedad , y Tertuliano apellidaba invenciones diabólicas á las tragedias griegas , con mayor motivo debieron reprobar con horror el teatro de aquel tiempo, que se distinguía por tan repugnantes licencias .

Al poco tiempo la miseria comenzó a roer la piel delicada de la niña. Viéndola rascarse, Concha se enfurecía, la apellidaba sucia, piojosa y la arrojaba a empellones de la estancia. Todavía más. La microscópica doncella, con anuencia de su ama, le obligaba a ponerse zapatos antiguos que le estaban chicos y que le producían llagas y vivos dolores.

Este hombre, que apellidaba Babilonia el envidioso, quiso dar al traste con Zadig, porque le llamaban el dichoso. Cien veces al dia, dice Zoroastro, se halla ocasion para hacer daño, y para hacer bien apénas una vez al año. Fuése el envidioso á casa de Zadig, el qual se estaba paseando por sus jardines con dos amigos, y una señora á quien decia algunas flores, sin otro ánimo que decirlas.

Sabida su muerte por los Reyes Católicos, nombraron nuevos inquisidores, los cuales con provision real y por órden den del inquisidor general asentaron el tribunal del Santo Oficio en la ALJAFERIA, y esto se hizo segun Zurita como en señal de perpetua salvaguarda real y fe pública, debajo de la cual el rey y sus succesores debian amparar este ministerio que en aquella época se apellidaba santo . En 1706 por órden del rey D. Felipe 5.º se trasladó á la plaza del Cármen y casa de D. Miguel Sardania: en 1708 al Coso á la casa de los condes de Sástago: en 1710 á la calle de Santa Cruz y casa de los Hospitales de Ntra.

Al viejo contrabandista le temblaban las carnes de placer oyéndole relatar sus proezas. El muchacho vengaba a su compadre y a él de los sustos sufridos en la montaña, de los golpes que les habían dado los que él apellidaba «los esbirros». ¡De seguro que a éste no se le ponían delante para quitarle la carga!... El mozo era de los de caballería y no se limitaba a entrar tabaco.

Tenía varios espías, verdaderos esbirros de sotana. El más activo, perspicaz y disimulado, era el segundo organista de la Catedral, que ya había sido delator en el seminario. Entonces iba al paraíso del teatro a sorprender a los aprendices de cura aficionados a Talía o quien fuese. Era un presbítero joven, chato, favorito de la madre del Provisor doña Paula. Se apellidaba Campillo.

Napoleon y Descártes son dos genios; y sin embargo en nada se parecen. El genio de la guerra no hubiera comprendido al genio de la filosofía; y si hubiesen conversado un rato, es probable que ambos habrian quedado poco satisfechos, Napoleon no le habria exceptuado entre los que con aire desdeñoso apellidaba ideólogos.

Palabra del Dia

atormentada

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