Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


Garabato introdujo entre los dedos del maestro pequeñas vedijas de algodón; luego cubrió las plantas y la parte superior de los pies con una planchuela de esta blanda envoltura, y tirando de las vendas comenzó a envolverlos en apretadas espirales, lo mismo que aparecen envueltas las antiguas momias.

Las viejas las reclamaban con sus manos huesosas, deseando compartir el riesgo, brillando en sus ojos la vehemencia de un heroísmo agresivo. ¡Tiempos malditos de impiedad los de ahora, en que se molesta a las gentes y se atenta a las antiguas costumbres! «¡Aquí! ¡aquí!» Y agarrando los mortales chismes, los escondían bajo el ruedo de innumerables hojas de sus faldas y zagalejos.

Por eso las voces que usó SANTA TERESA DE JESUS, á quien ninguno ha excedido en la perfeccion de la lengua Española, las que usó FR. LUIS DE GRANADA, CERVANTES, SAAVEDRA y otros pocos Maestros de nuestro idioma, por antiguas no deben desecharse, antes por el contrario deben retenerse como las mas expresivas.

Es superior á esta última la comedia titulada A Madrid me vuelvo, una de las más antiguas de Bretón, que junta los atractivos del idilio con la delicadeza de las comedias de carácter, al contraponer una á otra la vida de la ciudad y del campo.

Estas, por antiguas y sabidas que fuesen, siempre eran nuevas para él. ¿Qué mayor deleite para que esta ignorancia suya, que prestaba a cuanto yo le decía el aliciente de lo inaudito y la magia de lo no sabido, ni siquiera soñado?

Voy pues á describir tambien estos pueblos, misiones antiguas, fundadas igualmente, como queda dicho, por los padres franciscanos. SAN-JOS

Renazcan las antiguas virtudes severas, la mesa parva, la rica devoción, y que la mengua de las vestiduras nos haga llegar mejor a las carnes la saludable franqueza del viento. Había terminado y escupió varias veces. Entraron en la ciudad por la Puerta del Adaja. Las callejuelas estaban llenas de penumbra plomiza y temblorosa.

El verdadero lord Lewis, personaje grave que sostenía el prestigio del nombre paterno, tenía numerosos hijos y había servido á su país en altos puestos coloniales. El, poco á poco, iba perdiendo sus antiguas relaciones, para no ser mas que un jugador en Monte-Carlo. ¡Veinticinco años! había dicho melancólicamente un día al príncipe . ¡Y jamás podré hacer otra cosa!

Pero, con un poco de paciencia y de silencio, el período del luto habría pasado; y el amor, que hubiera sido hasta entonces un crimen, sería después un deber. »Nos comprendíamos sin hablar, y nuestros días pasaban en una dulce tranquilidad, en una dicha sin nombre; mis temores, mis inquietudes, mis antiguas desconfianzas, todo había desaparecido.

Había ido al Casino para asistir á un concierto clásico, osando arrostrar la curiosidad obsequiosa de los empleados y el miedo á tropezarse con algunas de sus antiguas amistades.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando