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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Así es afirmó con energía von Hartrott . Tenemos la libertad que conviene á un gran pueblo: la libertad económica é intelectual. ¿Y la libertad política?... El profesor acogió esta pregunta con un gesto de menosprecio. ¡La libertad política!... Únicamente los pueblos decadentes é ingobernables, las razas inferiores, ansiosas de igualdad y confusión democrática, hablan de libertad política.
Se acercaba el momento decisivo. Sarto y yo habíamos acordado, tras ansiosas conferencias, arriesgar el golpe; afirmándonos en esta resolución las malas noticias que Juan nos daba sobre la salud del Rey, que palidecía y se debilitaba con aquel prolongado encierro.
Faltas de diversión, ansiosas de reunirse, de oír música, de algo que despertase su sentimentalismo, buscaban en la iglesia su club y su teatro, pasando el día en el templo del Corazón de Jesús, allí donde la arquitectura afeminada y ridícula, cargada de oro y bermellón, el armonium, las voces hermafroditas y las bombillas eléctricas, parecían acariciarlas con un halago que tenía tanto de mundanal como de místico.
Gabriel le conocía: era Mariano el campanero; y para evitar que pudiese verle, permaneció inmóvil en la plaza, dejando que se precipitasen por la puerta del Mollete las gentes ansiosas de penetrar en la Primada, como si pudieran robarlas el sitio.
El Gobernador Bellingham, que durante los últimos momentos había tenido fijas en el ministro las ansiosas miradas, abandonando ahora su puesto en la procesión, se adelantó para prestarle auxilio, creyendo, por el aspecto del Sr. Dimmesdale, que de lo contrario caería al suelo.
Los de la Macarena también llevaban su parte de interés, y los demás barrios populares se dejaron arrastrar por el mismo entusiasmo. ¡Un nuevo matador de Sevilla!... No hubo entradas para todos, y fuera de la plaza quedaron miles de personas esperando ansiosas las noticias de la corrida.
Sobre el andén del muelle, una fila de marineros, llevando machete en el cinto, contenía a los grupos que habían penetrado con permiso: comisiones que aguardaban a los dos conferencistas, familias ansiosas de saludar a sus parientes y amigos que agitaban pañuelos, sombreros y bastones, preguntando de lejos con gritos estentóreos cómo les había ido por Europa.
Divertía esto mucho a las damas, porque claro está que ello había de allanar el camino de la Restauración porque ansiosas trabajaban; pero lo temible, lo negro y el marqués acentuaba los pavorosos tintes de su rostro, enarcando las pieles de sus cejas , era que los carlistas comenzaban a removerse en el norte, y los republicanos en todas partes, y hacíase difícil defender de tanta boca abierta la única y apetecida tajada.
Tuvieron un hijo, y dos meses después murió Pepet lentamente, como luz que se extingue, llamando a su mujer hasta el último momento, extendiendo hacia ella sus manos ansiosas. ¡La que se armó en el pueblo! Ya estaba allí el efecto de las malas bebidas. La vieja se encerró en su casucha temiendo a la gente; la hija no salió a la calle en algunas semanas y los vecinos oían sus lamentos.
Tu mano... enséñame tu mano, resalá, que por San Juan te digo que yevas en eya tu fortuna y tú no lo sabes. Tenían sus parroquianas, sus creyentes de inconmovible fe, que apenas las veían marchaban a su encuentro, ansiosas de nuevas revelaciones. Metíanse en los portales solitarios, y allí, sobre la tapa de la cesta, soltaba la gitana los mugrientos naipes ocultos bajo el mantón.
Palabra del Dia
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