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Actualizado: 2 de julio de 2025
Despues de cinco horas de navegacion, el champan se atracó al costado del vapor Bogotá, anclado en el puerto de la bodega de Conejo. El paisaje, visto de léjos, no podía ser mas primoroso.
Queda, pues, explicado cómo aquel junco, con tripulación china mandada por europeos, había anclado en aquella profunda bahía de la costa de Carpentaria, donde tanto abundan los trépang. II. LOS PESCADORES DE TR
Así vagó Ulises sobre los océanos, como el rey de Itaca sobre el Mediterráneo, guiado por una fatalidad que lo alejaba de su patria con rudo empellón cada vez que se proponía regresar á ella. La vista de un buque anclado junto al suyo y próximo á partir con lejano destino era para él una tentación que le hacía olvidar la vuelta á España.
Además, las plazas fuertes que como esta son al mismo tiempo magníficas plazas comerciales, no deben entregarse nunca a un aliado por leal que sea; y como los paisanos de usted son tan comerciantes, quizás gustarían demasiado de esta ciudad, que no es más que un buque anclado a vista de tierra. Gibraltar casi nos está oyendo y lo puede decir.
Diez iban transcurridos desde que el Mare nostrum, terminadas sus reparaciones, había anclado en el puerto comercial. Veinticuatro horas más añadía mentalmente el segundo.
Aún no había sonado el grito de «apafogones», y se notaban en ellos algunas luces y algún movimiento. Los marineros, recostados sobre la obra muerta, departían antes de retirarse al camarote. De vez en cuando, mirando hacia un gran vapor inglés anclado en el medio, gritaba uno: «All right» exagerando la pronunciación: «all right», contestaban de un patache.
Al regreso fué á tomar carga en el puerto de Marsella. No tenía Ferragut que preocuparse del buque cuando estaba anclado. Eran los oficiales franceses los que se entendían con las autoridades de los puertos. El se limitaba á ser una justificación de la bandera, un capitán de país neutral que hacía valer con su presencia la nacionalidad del buque.
El desafío iba a realizarse a la mañana siguiente en tierra, con el mayor secreto, durante las pocas horas que el buque permanecería anclado, y él tenía que establecer las condiciones, para lo cual le era necesario, ante todo, encontrar las armas.
¡Ahora lo comprendo! exclamó Van-Stael . El muy pillo, aprovechando la orgía de los chinos, cortó las cuerdas con los dientes y rompió las cadenas a hachazos para que el junco embarrancase en las escolleras de la bahía! ¿Y por qué no se mueve el barco si no está anclado? El reflujo ha debido llevarle fuera de la bahía. Tengo miedo de comprender tus palabras, Van-Horn. ¿Las comprendéis?
Y en esa penumbra mental que separa el sueño de la vigilia, el príncipe, tendido en su cama, recordó una de las escenas de su mejor época, cuando su yate estaba anclado en el puerto de Mónaco. Fué una noche, al salir de un banquete en el Hotel de París. Como estaba algo ebrio, se apoyó en los brazos de dos mujeres hermosas que se disputaban, sonrientes y sin éxito, el dominio de su voluntad.
Palabra del Dia
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