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Actualizado: 22 de noviembre de 2025


Aconsejo á los lectores muy respetuosamente que eviten en todo caso los amores de fonda, tan peligrosos como las amistades de corrillo,

Hizo la distribución de todo con un acierto que declaraba su gran delicadeza y el aprecio que hacía de las amistades consecuentes. Respecto a Fortunata lo dispuso tan bien que no cabía más.

Las mujeres solicitaban ser presentadas á él, con la dulce esperanza de que sus amigas las envidiasen viéndolas en los brazos del maestro. Las invitaciones llovían sobre Julio. Se abrían á su paso los salones más inaccesibles. Todas las tardes adquiría una docena de amistades.

Aquel adversario mediocre no podía ejercitarse á estas horas; le faltaban los medios en Monte-Carlo, donde no tenía otras amistades que las de los compañeros convalecientes y algunas damas. ¡El, en cambio!... Extendió su brazo musculoso, teniéndolo rígido unos segundos con la vista fija en el puño. Ni el más ligero temblor: colocaría su bala donde quisiera.

Maltrana abandonó a su amigo. Sentía la necesidad de relatar el interesante descenso a los frigoríficos «a sus muchas amistades», o sea a todos los pasajeros que podían entenderle. El toque para la comida, que se daba en plena noche al principio del viaje, con los focos de luz inflamados, sonaba ahora cuando el sol estaba todavía en el horizonte.

Entonces fue cuando Miguel puso en juego todas sus amistades para conseguir que el ministro le concediese una de las plazas; el mayor del Consejo, su compañero de hotel, no fue uno de los que menos trabajaron en el asunto.

Ella se siente tan segura de su influencia, que nunca llega á desesperar. Tiene en París muchas amistades; le quedan muchas relaciones de familia. Se estremeció al pronunciar la última palabra. ¡La cárcel!... ¿Ves , Manuel, á un Torrebianca en la cárcel?... Antes de que eso ocurra, apelaré al medio más seguro para evitar tal vergüenza.

Al fin, acababa de realizar su ensueño de volverse á España, dejando al frente del almacén á un dependiente español interesado en sus negocios. Ayer me escribió don Antonio dijo Robledo con una ironía bondadosa . Quiere que vayamos á Madrid. Desea que admiremos su casa, sus automóviles, y sobre todo sus amistades. Me cuenta con orgullo que los periódicos hablan de sus comidas.

El chico no era un lince, pero tampoco lo contrario; y como no pecaba de robusto, y lo aprendido hasta allí era demasiado para un labrador y muy poco para buscarse la vida con ello, se adoptó en consejo de familia un término prudente entre los dos extremos, contando con la natural condición placentera y bondadosa del muchacho y con algunas buenas amistades de su padre.

Recordó un sinnúmero de antiguas é inconfesables amistades que tenía en Barcelona: mujeres que había conocido en otros tiempos, entre dos viajes, sin pasión alguna, por su curiosidad de vagabundo ansioso de novedades. Tal vez una de ellas le había visto en la Rambla, enviándole á esta intermediaria para reanudar viejas relaciones.

Palabra del Dia

vengado

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