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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Entre los paseos de Madrid, intramuros, su renombradísimo Prado, su inmensa calle de Alcalá, cubierta de alamedas en gran parte, y su laberinto y parque de la Fuente Castellana, tienen sin disputa la preeminencia; sin contar los hermosos jardines Botánico y del Retiro.

Bien que sabes Filosofía le dijo don Cleofás mejor que si la hubieras estudiado en Alcalá, y que eres maestro en primeras licencias. Dejemos estas digresiones y acaba de darme cuenta de tu jornada.

Aunque con menos estruendo que en la calle de Alcalá, vivía en grande en la del Barquillo. Se quedaba en casa una vez por semana, y otras dos comían con ella algunos amigos.

»Juan cursó en Alcalá letras humanas, teología, derecho civil y canónico; á los diez y ocho años era bachiller, á los veintiuno licenciado; montaba á caballo como si á caballo hubiera nacido, y en cuanto á esgrimir los hierros, vencía á su padre; y aun á mismo, que ya sabes que meto una estocada por el ojo de una aguja, me hacía sudar y andar listo.

No pude encontrar en el Archivo de Protocolos de Alcalá del Río los documentos que el Duque de Ayamonte necesitaba, y el encargado de aquella oficina me indicó que quizá obrarían en el de la Catedral. Provisto de una carta de presentación para el Deán, me encaminé al famoso edificio, y desde el momento que penetré en él, olvidé por completo la misión que me llevaba allí.

Y ahora nos hemos quedado sin escuadra, sin marinos, y nos quedaremos hasta sin modo de andar si seguimos unidos con los franceses... Quiera Dios que estos señores no nos den un mal pago. El que se ha lucido es el Sr. Villeneuve. Vamos, que también Gravina, si se hubiera opuesto a la salida de la escuadra, como opinaban Churruca y Alcalá Galiano, habría evitado este desastre que parte el corazón.

Cuando se vio en el carruaje, calle de Alcalá abajo, saludado por la muchedumbre que no había presenciado la corrida, pero estaba ya enterada de sus triunfos, una sonrisa de orgullo, de satisfacción en las propias fuerzas, iluminó su rostro sudoroso, en el que perduraba la palidez de la emoción.

Aparecieron impresas por primera vez en el tomo VIII de El Parnaso español. Tales son dos tragedias, tituladas Dido y La destrucción de Constantinopla, de Gabriel Lasso de la Vega, impresas en su Romancero: Alcalá, 1587. Las tragedias de Gabriel Lasso de la Vega, que yo he leído después, son, sin duda, muy parecidas á las de Virués.

No se me da dos blancas dijo don Cleofás ; que yo estoy matriculado en Alcalá, y no tiene ningún tribunal juridicción en mi persona; y fuera de eso, dicen que es Sevilla lugar tan confuso, que no nos hallarán, si queremos, todos cuantos hurones tiene Lucifer y Bercebú .

Tenía quince años cuando se celebró un consejo de familia para resolver si se le mandaba al Seminario de Tudela ó á la Universidad de Alcalá; pero al fin fueron tantas y de tanto peso las razonas de don Pablo Bragas en favor de la Complutense, que se adoptó su dictamen.

Palabra del Dia

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