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En misa, cuando se la cree sumida en una seria meditación, está ahogándose de risa entre las manos piadosamente juntas, y es el vestido de una o la actitud de otra lo que provoca su intempestiva alegría. Su madre se pasa la vida murmurando con espanto: ¡Oh! Francisca... Y se comprende.

Y usted la respondí con ganas de meterle la cabeza en el rescoldo , tan alegre como unas pascuas por eso mismo. Pero ¿qué casta de criatura es usted? ¡Señor replicó ahogándose de repente con un sollozo , lo único que es que soy una mujer muy desdichá! Salió llorando, y yo me quedé con remordimientos de haber despertado en ella aquel dolor con la sequedad de mi pregunta.

La Naturaleza así hostigada es terriblemente inventora; por lo tanto, no debe sorprendernos si aquellos pobres encarcelados, ahogándose bajo el techo de su casita han hallado mil aparejos, mil géneros de válvulas que les alivian un tanto.

Ahogándose como ballena encallada en una playa y a quien el mar deja en seco, entró el arcipreste, morado de despecho y furor. Desplomóse en un sillón de cuero; echó ambas manos a la garganta, arrancó el alzacuello, los botones de camisa y almilla; y trémulo, con los espejuelos torcidos y el fusique oprimido en el crispado puño izquierdo, se enjugó el sudor con un pañuelo de hierbas.

Sin embargo, siguió corriendo, casi ahogándose de fatiga. La muchacha se detuvo a la puerta de una gran casa, con muchos pisos. Cuando se disponía a abrir, Krilov se acercó a ella y, sonriendo amistosamente, la miró a los ojos. Con la sonrisa quería decirle que la broma se había terminado y que ya no tenía nada que temer.

Apenas habían comenzado a bajar por la pendiente cuando, a unos treinta pasos más abajo de donde se encontraban, vieron aparecer a Materne, que trepaba por las ruinas casi ahogándose, agarrándose a la maleza para marchar más de prisa. ¡Qué! le gritó Juan Claudio ; ¿qué pasa, amigo mío?

Artegui ejecutó lo primero; pero antes de realizar lo segundo, murmuró al oído mismo de Lucía: En Bayona me dijiste una vez: «¿Me va usted a dejar solaAhora me toca a repetírtelo. Quédate.... A tiempo estás aún. Ten compasión de , y de ti. Porque la tengo... replicó ella ahogándose . Por eso.... Adiós, Don Ignacio. Hasta luego contestó una voz perceptible apenas. La puerta se cerró.

Y en su brutalidad escupió a Catalina en la cara. Martín, cegado, saltó como un tigre sobre Carlos y le agarró por el cuello. ¡Canalla! ¡Cobarde! rugió . Ahora mismo vas a pedir perdón a tu hermana. ¡Suelta! ¡Suelta! exclamó Carlos ahogándose. ¡De rodillas! ¡Por Dios, Martín ¡Déjale! gritó Catalina . ¡Déjale! No, porque es un miserable, un canalla cobarde, y te va a pedir perdón de rodillas.

Una de las naves en que habían embarcado 1.500 italianos dió al través antes de salir del puerto, ahogándose algunos, perdiendo otros armas y ropas. Hubo que desembarcar la gente y aderezar la nao, causa de nueva dilación. En Nápoles surgieron entorpecimientos parecidos, mientras el Virrey Duque de Alcalá no estuvo seguro de que podían salir del reino sin inconveniente los soldados.

El padre es padre al fin, y la naturaleza habla diciendo: «¡No firmo; mátame! ¡Eh, viejo cochino!», le contesta Quiroga, y toma la puerta ahogándose de rabia.