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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Los más pacíficos huían por las sendas, volviendo atrás la cabeza con malsana curiosidad; los demás seguían inmóviles, puestos á la defensiva, capaz cada uno de despedazar al vecino sin saber por qué, pero no queriendo ser el primero en la agresión.
A la agresión asoladora y disolvente opondrá el Gobierno la acción del país organizado, que marchará denodada y virilmente á restablecer la paz, sin escatimar esfuerzo alguno, en aras de la salvación de la República y del decoro nacional.
Los tiros no eran para mí. ¿Qué enemigos tengo yo? ¿Quién puede querer mal á un pobre piloto que no ve á nadie?... ¡Guárdate! Tú sabrás tal vez de dónde viene eso: tú tratas muchas gentes. El capitán adivinó que se acordaba de las aventuras de Nápoles y de aquella proposición vergonzosa guardada como un secreto, relacionándolo todo con la nocturna agresión.
Haz de mí lo que quieras... no me quejaré. Tú eres el primer hombre que me ha pegado... ¡y no me he defendido! No me defenderé aunque vuelvas á golpearme... De ser otro, habría contestado á la agresión; ¡pero tú!... ¡te he hecho tanto daño!... Calló unos momentos. Estaba arrodillada ante él en actitud suplicante, con el cuerpo descansando sobre los talones.
Se preparaban simplemente para defenderse de una agresión casi segura. Querían sostener su dignidad, atropellada continuamente por las más inauditas pretensiones. ¿No serán los otros pueblos preguntó los que se ven obligados á defenderse, y ustedes los que representan un peligro para el mundo?...
Los disparates que yo decía los recuerdo como se recuerdan los de las novelas que uno ha leído de niño; y ahora me río de ellos, y calculo cuánto se reirían los demás. ¿Te acuerdas tú?». Fortunata respondió que sí con la cabeza. No le quitaba los ojos, siguiendo atentamente sus movimientos por ver si se descomponía, y estar preparada a cualquier agresión.
Malo es murmurar dijo D.ª Serafina Barrado para salir del silencio embarazoso que reinaba, disgustada como las demás por aquella injustificada agresión; pero muchas veces se toma por murmuración lo que no es. Se habla de cualquier persona... por hablar de algo, sin ánimo alguno de ofenderla.
Nos hallamos en tal situacion, que es preciso jugar alternativamente de las dos armas; es decir, que dando un valor que no pueden tener para con los indios á los sagrados nombres de la amistad y de la buena fé, debemos decorarlas con el respeto de las armas, y nunca hacer uso de ellas, sino en los apurados términos de una agresion: cuyo derecho saben bien defender, y no lo desconocen en el caso inverso, sometiéndose á toda fuerza imponente antes de sacrificarse, como lo he visto, siendo testigo de la ocurrencia y castigo que le hizo D. José Amigorena en el año 80 y posteriormente en esta campaña.
Es curioso un hecho que prueba cuánto la vieja política del egoismo y la agresion ha falseado la situacion de los pueblos: no hay en Francia un departamento mas industrial, rico y laborioso que el del Norte; y sinembargo ninguno hay que contenga tan gran número de plazas fuertes ó militares . Así, allí donde todo convida á la paz y exige la paz, sin la cual la industria no puede prosperar, se hallan á cada paso los símbolos de la guerra y la devastacion.
Temía por la vida de su capitán, mientras él continuaba de pie, ofreciéndose á los disparos de los enemigos. Ferragut marchó de un lado á otro, maldiciendo su falta de medios para responder á la agresión. «¡No le ocurriría otra vez!... ¡No se divertirían más dándole caza!» Un segundo proyectil abrió otra brecha en la popa... «¡Mientras no sea en las máquinas!», pensaba el capitán.
Palabra del Dia
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